Carteles

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Unas voces en el pasillo me despertaron, estaba acostumbrada a levantarme con los gritos de mis padres, pero Steve siempre venía a mi habitación cuando eso pasaba.

Esta vez era diferente.

Esas voces eran Steve y Eddie.

Miré la hora.

Eran las ocho de la mañana y en una hora entraba a trabajar.

Me levanté sin ni siquiera pensar que solo llevaba una camiseta y mi ropa interior y salí al pasillo, apoyándome en el marco de la puerta, mirando a los dos chicos que estaban en el pasillo.

- Tienes que quedarte aquí, pero nada de cosas raras, nada de salir, te quedas en mi habitación o en el salón, mis padres no llegaran hasta dentro de unos cuantos días, solo no quemes la casa. -Steve movía mucho las manos mientras hablaba.

Eddie ni siquiera le prestaba atención.

Sus ojos estaban sobre mis piernas desnudas.

- Buenos días, Sarah. -dijo con una sonrisita.

- Buenos días. -respondí para ambos.

- Sarah, vístete, Munson está aquí y nos vamos ya. -dijo Steve saliendo del pasillo.

Ya agobiado a esas horas de la mañana, niñera tenía que ser el chico.

Solté una carcajada.

Eddie sonrió y se acercó a mi cuando Steve desapareció por las escaleras.

- No me dijiste que estabas con Hargrove cuando te arrodillaste ante mi, cariño. -dijo Eddie con voz grave en un susurro.

- No estoy con Billy. -aseguré.

Estaba sola, no era propiedad de nadie.

- Ayer no parecía lo mismo, dime Sarah, ¿querías besarme a mi mientras tenías su lengua en tu boca? -preguntó acercándose más a mi.

Mi respiración se entrecortó.

- ¿Quieres besarme ahora, Munson? -pregunté desafiándolo.

Él sonrió.

- Quiero hacer muchas cosas ahora mismo y besarte se queda corto. -dijo y su aliento chocó con mis labios.

Mi cabeza no pensaba bien a esas horas de la mañana.

- Nos vemos por la tarde, Eddie. -dije con voz tranquila y di un paso atrás, cerrándole la puerta en la cara.

Escuché como soltaba algunas palabrotas y yo me reí.

Me arreglé para ir a trabajar y unos quince minutos después estaba bajando las escaleras.

Steve me esperaba en la entrada y Eddie estaba en la cocina, desayunando.

- ¡No quemes la casa, Munson! -gritó Steve saliendo por la puerta.

- ¿Sarah? -preguntó Eddie cuando yo iba a salir.

- ¿Si? -pregunté mirándolo.

- Esos pantalones te hacen un culo increíble, nos vemos más tarde. -dijo y siguió desayunando tan tranquilo.

Yo me reí mientras iba hacia el coche de Steve.

Él arrancó.

- ¿Crees que es una buena idea tenerlo en casa? -preguntó cuando ya estábamos de camino.

- No es un asesino, Steve. -aseguré.

- Lo sé, sé que no fue él, pero lo que vi, Sarah, no puedo perderte y todo esto está siendo demasiado, ¿tú estás bien? -lo dijo todo muy rápido, estaba nervioso.

Cruel summer - Eddie Munson +18Where stories live. Discover now