El portal

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Cuando me levanté del suelo, la primera persona que me alcanzó fue Eddie, los demás seguían mirándome sin entender como cojones me había metido en el portal.

- ¡Lo prometiste! -gritó llegando a mi lado.

- No podía, no era capaz de dejaros morir. -dije mirándole.

- ¡Sarah, joder! ¡me lo prometiste! -volvió a gritar.

- ¡No podía dejarte aquí! -le grité de vuelta y me tapé la boca de inmediato.

Los demás nos escuchaban.

- ¿Por qué estás haciendo esto, Sarah? -murmuró Eddie.

- Yo.. -dije apartando la mirada, pero alguien me interrumpió.

- Ella no te lo ha contado ¿verdad? -dijo Billy caminando hacia nosotros.

Steve, Robin y Nancy hicieron lo mismo.

Eddie lo miró sin entender nada.

Yo sentía que me ahogaba.

- Joder, menos mal que no me he perdido esto. -siguió hablando Billy.

- ¿Qué está pasando? -preguntó Robin mirándome a mi.

Todos nos miramos los unos a los otros.

Todos esperando una respuesta mía, pero no era capaz de hablar.

- Sarah ya no me quiere, ¿sigues queriendo estar conmigo, Sarah? -lo último lo dijo mirándome a mi, los ojos llorosos.

Y yo me sentí la peor persona del mundo.

Todos me miraron.

- No. -murmuré casi sin voz.

Billy se cogió la cabeza con las manos y empezó a reír de forma histérica.

Los demás no se movían.

Nadie decía nada.

Eddie se apoyó en una roca, tapándose la cara con las manos.

Yo estaba muy quieta, sin saber qué hacer.

- Os vi, Sarah, primero os escuché hablar a ti y a las chicas en la cocina, y luego os vi en el patio, desde tu ventana, mientras esperaba que fueses a dormir conmigo. -dijo Billy.

Yo solté un sollozo.

- Colega, lo siento. -dijo Eddie desde el otro lado.

- No lo sientas, ella te ha elegido, enhorabuena. -le dijo Billy aun riendo.

Yo lloraba.

- Creo que no es momento de hacer esto. -dijo Nancy.

- No podemos separarnos ahora. -la apoyó Robin.

- Ven conmigo, Sarah. -me llamó Steve.

Caminé sin mirar a nadie, hasta al lado de mi hermano.

- Lo siento. -murmuré cuando Steve empezó a caminar.

- No es el momento, ya hablaremos después de esto. -aseguró él.

Todos caminábamos en silencio.

Íbamos directos hacia donde alguien había visto a Vecna por última vez, donde Henry Creel había crecido.

La casa era enorme y una bandada de murciélagos rodeaban la casa, volando en círculos.

Yo me estremecí y miré a Eddie, pero él no me miró.

¿Por qué no me miraba?

- ¿Cómo vamos a entrar ahí con esas cosas volando? -dijo Robin llegando a mi lado.

Cruel summer - Eddie Munson +18Where stories live. Discover now