Un dolor de cabeza horrible hizo que me despertase.
Me quejé y rodé en la cama.
Alguien se quejó a mi lado y me arrastró por la cama para pegarme a su pecho.
Eddie.
Escondí mi cabeza en su cuello y murmuré un buenos días.
Él soltó una risita.
- Alguien se ha levantado de mal humor. -dijo riendo.
- Me vuelve a doler mucho la cabeza. -admití.
Eddie se levantó al segundo.
- Vamos abajo, tienes que comer y tomar algo. -se levantó de la cama y tiró de mi mano.
- Sí, papi. -arrastré las palabras de forma juguetona.
- No juegues con fuego, Sarah. -dijo y se puso rojo.
Yo solté una carcajada y salí de la cama, siguiéndole hasta la cocina.
Eddie me preparó un café y yo me tomé una pastilla para el dolor.
Aunque algo me decía que no iba a servirme de nada, pero aún así lo intenté.
Mi hermano no tardó en bajar y desayunar con nosotros.
- Robin ha llamado, están de camino ella y Billy, creemos que es mejor dejar a los chicos fuera de esto, no podría ver que les pasara algo. -dijo Steve con las manos en la frente.
Todo este asunto estaba siendo demasiado.
- Creo que tendría que ser algo que yo debería de hacer sola, os puede pasar algo a cualquiera de vosotros. -me quejé yo.
- No lo harás sola. -sentenció Eddie.
- Sarah, ya hablamos esto, vamos a cargarnos juntos a ese hijo de puta. -dijo mi hermano y yo asentí.
La puerta sonó y Steve se levantó a abrir.
Robin y Billy entraron unos segundos después y la tensión se apoderó de la habitación.
Billy ni siquiera me miró.
Y a mi se me rompió un trocito de corazón al verle así.
- ¿Cómo vamos a cargarnos a ese gilipollas? -dijo Robin sentándose a mi lado y abrazándome.
- Nance ahora viene también. -dijo Steve entrando de nuevo en la cocina.
Y se pusieron a trazar planes.
Yo les escuchana.
Y mi cabeza decía una y otra vez que nada de lo que decían iba a salir bien.
Entonces desconecté.
O alguien me hizo desconectar.
Todo estaba a oscuras de nuevo.
Yo estaba en la cocina, sentada en el suelo.
Mis padres y Steve hablaban en susurros en la mesa.
- No podemos permitir esto. -dijo mi padre.
- Ella no tiene poder ninguno, nunca lo tuvo. -se quejó mi madre.
- No se la pueden llevar, mamá, es mi hermana, la tengo que cuidar, que me lleven a mi. -el pequeño Steve estaba nervioso.
- No te quieren a ti mi niño, quieren a tu hermana, creen que puede ser un buen sujeto. -explicó mi padre.
- No tardará en llegar. -dijo mi padre mirando la hora.
- Sarah, mi amor, tienes que esconderte, ya sabes como va esto. -dijo mi madre acercándose a mi de forma dulce.
Yo asentí, ya me conocía el proceso.
Steve cogió mi mano y me acompañó escaleras abajo, hacia el hueco del suelo que había en el sótano y en el que tantas horas pasaba.
- ¿Qué va a pasar si el hombre malo me encuentra, Steve? -pregunté con voz calmada mientras me metía en el hueco.
- No tiene que encontrarte, y si lo hace, lo mataré. -aseguró él.
Una lágrima rodó por mi mejilla y Steve la limpió rápidamente.
Un fuerte golpe arriba nos asustó.
- Te quiero, Sarah. -murmuró mi hermano antes de cerrar el hueco y sumirme en una oscuridad absoluta.
Cerré los ojos con fuerza, escuchando los gritos y los golpes que se producían arriba.
Cada vez se me hacía más estrecho el hueco, yo crecía y algún día tendría que enfrentarme a ese hombre.
De repente mi recuerdo se emborronó por completo y ya no estaba en el hueco, estaba en un laboratorio.
¿Qué narices estaba haciendo ahí?
Un puñado de personas al otro lado de un cristal vestidas con batas blancas me miraban curiosos.
- No responde a los estímulos. -dijo uno.
Y entonces un ruido que conocía ya bien sonó a mis espaldas.
Me giré y le vi.
Vecna.
- No necesito tenerte cerca para que te unas a mi, estoy en tu cabeza, pequeña niña. -dijo acercándose a mi.
Yo retrocedí, sintiendo todo mi cuerpo tenso.
Mi cuerpo chocó contra el cristal, nadie hacia nada, solo me miraban.
Yo gritaba y golpeaba el cristal.
Vecna llegó a mi.
Y sentí como mis huesos crujían de repente y un dolor atroz me recorrió entera.
- ¡Steve! ¡Eddie! -grité en un último intento por no morir.
Vecna se rio.
- Nadie puede ayudarte. -dijo una voz detrás de mi.
Y entonces le vi.
El hombre malo.
El hombre que venía todos los días a buscarme a casa cuando era pequeña.
Al hombre al que disparé en el hombro.
El científico.
Y mi mundo se vino abajo.
Él había creado a Vecna, y no pensaba parar hasta matarme.
Las lágrimas corrieron por mis mejillas.
Y Vecna volvió a reírse.
Cerré los ojos.
Iba a morir.
Escuché las voces de Eddie y Steve en mi cabeza, gritaban mi nombre una y otra vez.
Pero mi cuerpo no respondía.
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¿QUÉ CREEIS QUE HA PASADOOOO???? AAYYYYY NUESTRA SARAH 😭😭😭
Esta visión ha sido muuuy reveladora🤫
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Cruel summer - Eddie Munson +18
FanfictionSarah Harrington, hermana de Steve y mejor amiga de Robin y Billy. Un asesinato no resuelto. Un culpable. Un inocente. ¿Podrán recuperar Hawkins? ¿A cambio de algo? ¿de alguien? ¿Serán capaces de salvarse el uno al otro? El friki del pueblo se va a...