Vecna

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Una semana después, seguía en la pequeña cabaña, la había limpiado y ahora parecía que tenía vida.

Me pasaba el día leyendo en el porche y respirando la tranquilidad de la soledad.

Sin embargo, hoy era el día.

Lo habíamos planeado todo y hoy íbamos a cargarnos a Vecna.

Él me quería a mi, pues iba a tenerme.

Vi llegar el coche de Steve y el de Billy desde ls ventana de la cocina y dejé todo lo que estaba haciendo para salir a recibirlos.

No estaba bien, no estaba contenta, simplemente estaba intentando vivir con eso.

Había releído la nota de Eddie unas mil veces esos días.

Y guardaba su guitarra como si fuese mi mayor tesoro.

Robin fue la primera en llegar a mi lado y me abrazó.

- ¿Cómo estás? -preguntó en un susurro.

- Sigo aquí. -respondí separándome de ella.

Los demás me abrazaron y entraron con todo lo que llevaban.

- Está a punto de anochecer, tenemos que prepararnos. -dijo Dustin.

- Hay un descampado justo detrás de la casa, podemos hacerlo ahí. -propuse.

Todos cogieron las cosas y dejaron que les guiase hasta el pequeño descampado.

Ahí dejaron las armas en el suelo.

- ¿Estás segura de esto, Sarah? -preguntó Steve por milésima vez esa semana.

- Más que segura. -admití.

Y era verdad.

Estaba más que lista para cargarme a Vecna.

Mi hermano besó mi frente y se alejó, colocándose en posición como los demás.

Yo me quedé sola y me arrodillé en el suelo.

Cerré los ojos con fuerza y me centré en él y solo en él.

En Vecna.

No tardó en dolerme la cabeza.

Pero esta vez no estaba en mi cabeza.

Había cruzado a nuestro lado.

Los arbustos de mi derecha crujieron ante unos pasos pesados.

Y apareció.

Con una sonrisa.

- Mi pequeña niña, ¿cómo llevas el duelo? -preguntó como si fuese un amigo.

Yo seguía arrodillada en el suelo.

- Quiero unirme a ti. -murmuré.

- Sabía que cederías una vez perdiéras a tu destino. -sus palabras eran cuchillos, cortando mi alma en más y más pedazos.

Sabía perfectamente como hacerme sentir mal.

- Hazlo rápido, no quiero sufrir más. -seguí murmurando.

Vecna llegó a mi lado, de pie, justo enfrente de mi.

Solo tenía que dar la señal y el hijo de puta iba a arder.

- ¿Qué pasará cuando me una a ti? -pregunté, necesitaba algo de tiempo.

- El último portal se cerrará por completo y tu y yo reinaremos, este lado será como el otro. -explicó.

- ¿Y si no lo hago? ¿Si no me hubiese querido unir a ti? -pregunté sin mirarle.

- Si no te unes a mi, no hay forma de cerrar el portal. -aseguró.

Cruel summer - Eddie Munson +18Where stories live. Discover now