Parte 14

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Heeseung se detiene justo delante de mí, sin dejar de mirarme a los ojos. Yo observo su cuerpo. Es portentoso, como un Adonis cincelado en mármol.

Cada músculo marcado, en las proporciones justas, precisas, deliciosas.

Bajo la cabeza y me encuentro un buen rabo bien empalmado, donde la piel ha bajado hasta dejar tres cuartas partes del glande a la vista. Escroto que recoge sin colgar demasiado.

Él también la baja para mirármela y juntamos nuestras frentes. De fondo ya se oyen algunos gemidos, y muchos suspiros. Heeseung acerca las caderas para que nuestras pollas se toquen. Me parece algo muy sexy, y siento una corriente eléctrica atravesándome cuando la sensible piel de mi verga acaricia la suya, se frotan muy suavemente, hasta encontrarse de nuevo.

Él junta los labios y suelta un hilo de saliva que las va empapando y que siento cálido cuando impacta sobre mi glande.

Una mano aparece entre mis piernas y me acaricia los huevos. Miro hacia un lado y veo a Taehyun, el chico de la cresta, que se pega a mi costado para rozarse y me besa mientras me caricia los cojones. Besa bien y sabe bien. Su rabo me humedece la cadera, porque está muy excitado.

Jungwon, el chico coreano, hace algo similar con Heeseung, con quien supongo que tiene algún tipo de relación. Y así, los cuatro nos acariciamos, nos besamos, unimos nuestros rostros, nos comemos las bocas y hacemos que nuestras manos recorran la longitud palpitante de cuatro carajos deseosos de sexo.

Un ligero grito de placer me hace mirar hacia allí. Soobin, el vikingo de la polla descomunal se está follando al joven Jeongin. Lo ha puesto a cuatro patas y, mientras le sujeta la nuca con una mano, le trabaja por detrás con fuerza.

Está sudoroso, y parece no tener descanso. El chico gime, con la cara pegada a la alfombra, mientras varias libras de carne dura y venosa le entran por detrás como un mortero.

En un momento dado abre los ojos y me mira. Yo siento que se me hace la boca agua, y más cuando Heeseung se pone de rodillas y se mete mi polla en la boca. Tengo que mirarlo, tengo que ver cómo ese cuerpo precioso se contorsiona mientras me la mama. Le guiño un ojo a Jeongin y vuelvo a lo mío, a lo nuestro.

Los otros dos han hecho lo mismo, y ahora tengo a tres tipos que se relamen mientras se la pasan uno a otro, que me chupan los huevos, me acarician el vientre y la cara interna de los muslos.

El placer es una pasada. Quizá porque mis sensaciones están tan a flor de piel que cada caricia es amplificada como si se tratara de la piel estirada de un tambor.

Miro a los otros dos. También están practicando sexo. Hyunjin está tumbado boca arriba y Wooyoung, el chico rapado, lo cabalga lentamente.

Es una imagen tan bella como sexy. Desde aquí veo cómo el nervudo rabo de nuestro anfitrión penetra lentamente hasta quedan encajado, casi dentro los huevos, y sale otra vez, entero, de un culo hambriento y lleno de posibilidades.

Me entran ganas de coger y, ya que Jeongin está ocupado, le digo a Jungwon en voz baja que me encantaría follármelo. Él sonríe desde allí abajo, y mira a Heeseung. Creo que le ha pedido permiso, pero el ruso asiente.

—Te la voy a dejar preparada —le dice.

Y se queda solo con mi polla y con su boca, y me hace la mamada del siglo, despacio, después más rápido, hasta la garganta. Tanto que tengo que apartarle la boca porque puedo correrme y se acabaría todo.

Cuando da por terminado su trabajo, toma a Taehyun de la mano y se van hasta uno de los grandes sofás, donde le va a dar lo suyo.

Nos quedamos los dos, mi nuevo amigo coreano y yo, con las ganas escritas en los ojos.

Es él quien tira de mí para llevarme al otro sofá, me hace tumbarme y se sienta encima. Su novio la tiene gorda, pero yo más. Así que debe usar mucho lubricante hasta que le entra. Lo hace con un gesto de satisfacción, como un reto personal, y se queda clavado en mí, ensartado, tan a fondo que aprieto las caderas para asegurarme de que no me queda una pulgada de polla fuera de su culo.

Lo trabajo despacio, mientras observo cómo el ruso disfruta viendo a su novio atravesado y observo la gran corrida de Hyunjin, que se ha ido a la vez que su pareja, en un buen caño de lefa cuyo aroma llega a nosotros.

Me incorporo para besar a mi chico sin dejar de hacérselo, que se tira a mi boca con hambre, y aprovecho para tumbarnos de lado. De esa forma puedo observar lo que hacen Soobin y Jeongin mientras me follo este culo tan jugoso.

El más joven está tumbado boca abajo, de espaldas, y sobre él, a todo lo largo, está el vikingo, que sigue trabajándoselo sin pausa.

La mirada de placer de Jeongin me dice que el rudo vikingo sabe lo que hace, y eso me excita. Tanto que acelero el ritmo, y Jungwon gime de goce mientras se masturba.

Todos nos miran, y aquellas demostraciones de estar disfrutando, hacen que Heeseung también se vaya, dando unos caderazos rotundos a su pareja que lo atraviesan y le provocan una descomunal corrida.

Solo quedamos los cuatro. Y me concentro en el rostro de Jeongin mientras penetro con fuerza a mi muchacho. Su belleza se acrecienta por el placer. Tiene los pómulos sonrojados mientras se lo follan con maestría. Se le escapan pequeños gemidos, se retuerce, y cuando abre los ojos y me mira, veo en su expresión que en ese momento se está corriendo sobre la alfombra y llega el momento.

Aprieto y un chorro de lefa bien caliente sale de mi polla y arrasa las entrañas de este chico, que también se corre.

Alguien aplaude mientras los últimos borbotones me llenan de placer y Jungwon se convulsiona entre mis brazos.

Satisfecho, los ocho, permanecemos donde estamos, mientras nuestros corazones se relajan y yo tengo la certeza de que ha sido un buen polvo.

Experimental 《Yeongyu》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora