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—Buena señorita Arbuaz no vemos nada anómalo en su escáner, el compañero nos comentó que hace poco sufrió un accidente similar, pero todo parece correcto. —explica golpeando con los dedos la historia de mi caso.

—Gracias, ¿Entonces puedo irme de alta?

—Sí, ahora le traeré el informe. Pero aun así debería ir a consulta y hacer un seguimiento con neurología.—sin querer suelto una sutil risa. Él no se percata de ello, así que me pongo en pie para recoger mis cosas.—Cámbiese tranquila, ahora vuelvo. Le diré a Hernán que puede pasar. Y recupérese, ya he escuchado de su valor dentro del hospital.—asiento ante su incómodo comentario y cuando el doctor sale por la puerta me coloco mi ropa de nuevo.
Entonces, al mirar a la camilla, los recuerdos aparecen y lo que pasó hace unas horas vuelve a mi mente. El calor se instaura en mis mejillas, que puedo jurar que se han tornado de un tono más rojizo. El bello de mis brazos se eriza al pensar en las emociones que tuve y como me sentí.

De pronto el sonido de la puerta abierta provocó que regresase a la realidad, olvidando aquel momento fugaz de lujuria que viví. Puedo ver a Carlos Hernán entrar a la habitación y eso me pone nerviosa. Intento evitar su mirada, y más aún cuando se acerca hasta donde estoy.

—¿Estás bien?—Asiento, evitando aún su mirada. Él se pone justo delante de mí, percatándose de mi gesto. —mírame. —Ordena al mismo tiempo que sujeta mi mentón con sus dedos, obligándome alzar la vista.

—Estoy bien. —retiro su mano para soltarme de su agarre. Él agudiza la mirada, pero realmente ahora lo que me produce es molestia por su insistencia.

—Te llevaré a casa.

Y eso es lo último que hablamos, en el coche el silencio persiste y solo nos queda escuchar el cantar de unos grillos para amenizar el momento. Estoy decidida a dejar esto a un lado y continuar con mi vida, pero si él continúa siendo mi adjunto será complicado.

Al ver la puerta del portal me preparo para bajar, antes de que pueda poner un pie fuera, Hernán me sujeta del brazo. Antes de hablar suspira.

—Olvidemos lo que ha sucedido. Pediré el cambio o pídelo tú, pon cualquier excusa. No me opondré. —afirmó y después me marcho.

Me pesa el cuerpo al subir por las escaleras y también me cuesta acertar para abrir la puerta. Finalmente, voy directa a mi dormitorio y me dejo caer en la cama, disfrutando de los placeres que me regala Morfeo entre sus brazos.

***

«Me encuentro sentado frente a la mesa de trabajo, con la luz de mesa y los planos en los que llevo meses trabajando. Y es que el subsuelo de la nave de Agus me está llevando más tiempo del que creí. Era algo complicado dado su extensión, y siendo bajo tierra no podía equivocarme con los números.

El sonido de la puerta llama mi atención y por una pequeña apertura veo a mi madre asomarse.

—Hijo, me alegro de que pases unos días con nosotras. Pero no sales de tu habitación, no te vemos el pelo.—Su tono de voz es dulce y tranquilo. Nunca he podido echarle nada en cara y menos cuando ella tiró de nosotros sola, con las deudas de mi padre sobre su espalda.

—Lo siento mamá, estaba ocupado con un proyecto. ¿Qué os apetece hacer?—sugiero.

—¿Un cine? Hay una película nueva que a tu hermana le apetece ver la película que han sacado de "La historia de Cenicienta".—Golpeo la frente con mi mano.

—¿No hay otra película?—Mi madre se ríe.

—Qué pueda ver ella no, se trata de ir juntos. Disfruta de eso, nos vemos poco y ella solo quiere estar contigo.—asiento y después me dispongo a recoger todo.

PROYECTO MENTE 🧠 [BORRADOR][+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora