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-Espera.-me retira de la manera más sutil y se aleja para poder colocarse la bata.-Tenemos que terminar de pasar consulta. Luego podremos seguir.-después como broche final antes de irnos me besa con fiereza.

Abrocha de nuevo la parte de arriba y con las mejillas calientes y seguro sonrojadas por el calor y la situación volvemos al despacho.

La mañana transcurre con, como cualquier cosa, paciente habituales que necesitan un seguimiento estricto y pocos casos nuevos.

Una vez hemos terminado, ambos recogemos en silencio. Por más que su boca meta la pata, sabe compensarlo sin decir una palabra. En este momento puede más el deseo, que mi raciocinio. Y en una parte de mi cerebro todo eso le enfada a niveles extremos.

-¿Violeta?

-¿Um?-murmuró.

-Hasta las nueve no tienes que ingresar, ¿tienes algo que hacer? El resto del equipo ha quedado para comer.-asiento, aceptando la invitación.

***

Las horas pasan despacio, la comida se hizo tediosa. Esperaba el momento que de un gran giro donde Hernán decida salir de ahí. Escuchar a los adjuntos contar batallitas se me está haciendo demasiado aburrido.
Sonrió, para que crean que sigo la conversación, al mismo tiempo que remuevo el tenedor revolviendo la comida. En algunos momentos me distraigo mirando al adjunto Hernán, «Carlos». Un cuarentón demasiado atractivo. Ya sea la musculatura de sus hombros ceñida a su camisa, el largo de su cuello. Las manos claramente cuidadas y su perfecta sonrisa de anuncio. Era demasiado perfecto, eso me daba desconfianza. Me había hecho desconfiada.

Las malas relaciones familiares, las amorosas, incluyendo el engaño de Tara, fue suficiente. Con él iba a ser diferente, una diversión consensuada, sin sentimientos añadidos. Dos adultos disfrutando de su cuerpo.

-¿Por qué miras tanto al adjunto? ¿Te gusta? -Aquella compañera de pelo oscuro me mira con una sonrisa jocosa.

-Deja de decir tonterías y come. «Ni que fuéramos amigas»-chisto y después meto otro bocado de mi filete de ternera en la boca. Parece que se me va a hacer bola, lo mastico hasta que consigo tragar la carne con dificultad.

El trago que doy a mi refresco, hace que acabe con el vaso casi en su totalidad. Ahora mismo me siento incómoda, rodeada de gente con la que no estoy habituada a convivir de esta forma.

Cuando llega el postre, disfruto de cada pedazo de tarta que llega, a mis papilas gustativas. Se me ocurre jugar con «Carlos», es extraño decir su nombre. «Carlos». Le miró de reojo, puedo darme cuenta de que él lleva rato haciéndolo. Con disimulo, después de llevarme la cuchara a la boca, la remató chupándola varias veces. Paso mi lengua por el acero caliente, por mi propio fervor.
Puedo observar como se relame, un brillo diferente en sus ojos, una sonrisa escondida tras sus manos.

Algo en mi mochila vibra, agarro el móvil para ver de quien se trata. Y no puede ser nadie más que él.

*[Hernán]: ¿Qué te propones?*

Arrugo la frente, me tiene calada.

*[Violeta]: ¿Yo? Nada, estoy muy tranquila.*

Está claro que no se lo va a creer; sin embargo, eso no me impide seguir. Puedo ver gestos en él, que delatan lo que provocó con los míos. Sonrió victoriosa al ver como se levanta para salir a tomar el aire y salgo detrás para tener una escusa y fumarme un cigarro.

El humo entra a mis pulmones y despacio exhalo, viendo como sale poco a poco. Hernán está hablando con los demás compañeros que nos acompañan. Cuando nos quedamos solos, siento como roza mi mano y sus labios acarician mi oreja.

PROYECTO MENTE 🧠 [BORRADOR][+21]Where stories live. Discover now