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Violeta

No me puedo creer que, ni con un mar de distancia entre nosotros, siga entrometiéndose. Borro el chat con su nombre, bloqueando su número por un tiempo. Será la única manera de que el rencor, por su marcha, deje de consumirme el pecho. Con molestia dejo el teléfono en la mesilla y masajeo mi sien para poder relajar la tensión con la que me he encontrado de golpe.

—¿Todo bien? — Carlos entra en la habitación secándose el pelo con una toalla, caminando hacia el vestidor.

—¿Eh? Sí, no es nada. — miento, dejando el teléfono boca abajo sobre la mesilla. Él se aleja, suspiro aliviado. Y no entiendo la necesidad del gesto que hago, él no se ha mostrado celoso con Claid.

De pronto el teléfono vuelve a sonar, no miro quién es, solo descuelgo empleando mi peor tono.

—¿Qué quieres de mí? —grito.

—¿Esas son formas de hablarle a tu madre? —contesta molesta.

Me levanto caminando hacia la ventana, me río por la estupidez que hice. Y me centro en escuchar que tiene que decirme.

—¡Mamá! ¿Todo bien? Perdóname, pensé que eras otra persona. No mire bien la pantalla...

—Hija, tenemos que hablar. Ocurre algo.— susurra de manera casi imperceptible. Juraría que hasta la escucho aguantarse las ganas de llorar.

—Mamá, me estás asustando. El pago lo hice a tiempo, ¿qué más puede pasar?—me preocupa lo que mi madre puede hacer, a penas hablamos y no sé si ha vuelto a recaer en el alcohol y los antidepresivos. Sé cuanto le costó dejarlo y mantenerse limpia de cualquier sustancia. Quiero vivir en paz sin tener que ser la responsable de las desgracias de mis padres, pero es muy complicado.

—Tu padre ha vendido el piso, los nuevos propietarios me han dado un plazo de un mes para que me marche.—mientras la escucho hablar, la sangre por mis venas entra en ebullición.

—Ese maldito hijo de puta, ¿Qué es lo que le pasa?— estoy muy alterada, tanto que he llamado la atención de Carlos. Con los ojos llenos de lágrimas por la rabia, él susurra para tranquilizarme, preguntando que es lo que ocurre. —No puede hacer eso, esa es tu herencia de los abuelos. Llama a la policía ahora mismo, está estafando gente.

—Violeta, tiene un poder sobre mí. Cuando estaba tan medicada y me ingresaron en psiquiatría, él fue mi tutor. Ese papel sigue en vigor, a pesar del divorcio.

—Que no mamá, que es ilegal. Él no puede vender tus propiedades. No sé qué es lo que quiere, pero lo averiguaré.— solo pienso cuántas ganas de que su corazón falle finalmente y dejé de jodernos la vida. Todo lo malo me rodea, una vida de sufrimiento que no logro aparcar.

—Habla con él, seguro que tú lo haces entrar en razón.— golpeó con fuerza el colchón, Carlos está a mi lado sin decir nada, sirviéndome de apoyo.

—Eso haré, no salgas de casa. Esta semana iré a verte, no dejes el piso y si es necesario llama a la policía.

—Hija, ten cuidado.— al final rompe en llanto. — lo siento.

—Mantente sobria y todo irá bien.—cuelgo la llamada, y soy yo quien se desploma, Carlos limpia las lágrimas de mis ojos.

—Eh, eh, seguro que todo va a salir bien.— su tono es tranquilizador, sé que intenta calmarme. No tardó en arrepentirme y desbloquear a Claid.

—Estoy bien, será un segundo. — respiro despacio, recobrando mi estado normal. En el cuarto de baño coloco mi ropa a un lado y enciendo el grifo. Allí aprovecho para enviar un mensaje a mi amigo. Él sabe cada paso que dio mi padre, incluso frenar cada intento por jodernos la vida.

PROYECTO MENTE 🧠 [BORRADOR][+21]Where stories live. Discover now