13 -A flor de piel-

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#1

~Alisha

***

Mi madre se había quedado dormida frente al televisor, encendido. Lo apagué.

—Mami —susurré—. Mami, ve a tu cuarto —Mi madre dormía como un tronco. Ni la sirena de una ambulancia era capaz de interrumpir su sueño cuando se quedaba profundamente dormida. Traje una sábana y la cubrí para que no cogiera frío. Sobre la mesa había un plato de espaguetis con carne, supuse que sería mío. Pero ya no cabía nada más en mi vientre. Me dirigí a mi cuarto y me metí a la cama con los zapatos puestos, no me quedaban fuerzas para quitármelos.

***

La voz de mi madre a la mañana siguiente y la luz solar penetrando por la ventana, abofeteando mi cara, fueron mi despertador. Eran ya las diez, lo que significaba que había dormido plácidamente. ¡Mejor que un bebé!

—¡Buenos días, dormilona! —mamá abrió las ventanas, para que corriera el aire—. ¡Arriba! Es hora de levantarse.

—Mamá, que hoy no trabajo —refunfuñé, medio dormida—. Ya te lo había dicho —Me hundí aún más entre las sábanas.

—Sí hija, ya lo sé —replicó—. Pero esta mañana pasó la hija de la vecina a buscarte, —me destapé enseguida— y como seguías dormida, la pobre no quiso molestar.

—¿Avomo? —pregunté apresurada, ni me había dado cuenta de que ya no llevaba puestos los zapatos.

—Sí. Dijo que pasaría más tarde, que tenía que atender algunos asuntos. La verdad no me acuerdo muy bien.

—Ay, sí —me llevé la mano a la cara—. Quedamos en que la acompañaría hoy al parque, pero me pudo el sueño —lamenté. Saqué el celular, le envié un mensaje a Avomo, disculpándome. Quedamos en vernos en un par de horas, cuando ella estuviera desocupada, dado que se encontraba en mitad de una sesión fotográfica con unos clientes.

***

Estaba arreglándome para salir al Parque Nacional a encontrarme con Avomo, cuando de pronto me llegó un sms suyo, avisando de que estaba ya libre. Me puse el vestido amarillo que me regaló mi madre al graduarme; tenía volante, me quedaba casi a la mitad de los muslos, tenía tirantes y lunares negros que hacían juego con mis botas oscuras, de cuero.

No quería hacer sola el recorrido hasta el parque, de modo que le pedí a mi nueva amiga que me acompañara. Su compañía me vendría de perlas. La conocí dos semanas atrás, al cruzarme con ella por los rellanos, intentando llegar al cuarto piso, arrastrando consigo una enorme bolsa repleta de comida para perros. La eché una mano, y en agradecimiento me invitó a un jugo de naranja. Era un día caluroso, por tanto acepté su invitación. Me presentó a Nala, el Chihuahua de su hermana Erin y también a sus padres y a la hermana, a través de un retrato familiar. Era una chica muy simpática, pero reservada, de hermosos ojos marrones oscuros, tan expresivos que resultaba fácil perderse en ellos.

—Alisha, ¿me estás oyendo? —su vocecita me sacó de mis pensamientos.

—¿Uh?, perdona. ¿Qué decías? —le estaba dando vueltas a cuál sería la reacción de Sky cuando le mostrara lo que traía—. Tienes un cabello espectacular —acaricié su cabello.

—Bah, no es para tanto —aportó mi mano de su cabeza—. Pero en fin. Decía, que espero sinceramente que no reaccione mal tu amiga cuando le cuentes lo del collar. Porque si bien no recuerdo mal, no le caía bien tu amigo.

—Sí —suspiré, no podía evitar pensar en eso—. Y por eso estuvimos algo distanciadas por un tiempo, como te había contado.

—Menos mal que pudisteis arreglarlo. ¿Sabes?, estoy segura de que por ti se esforzará por llevarse bien con él —me sonrió.

STRANGE FEELINGS [En curso y en corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora