Capítulo 4

31.5K 1.4K 624
                                    

| Lindas bragas |
- Mónica -

Mis hermanas se despertaron con un dolor de espalda, durmieron todas chuecas en el sofá y me reclamaron del por qué no las había llevado a su habitación. No sé que se les habrá pasado por la cabeza al pensar que yo tengo la fuerza suficiente para cargar a las dos hasta su habitación. Cargo a una y me disloco la espalda.

Me salí de bañar, todo mi cuerpo estaba tan refrescante y por el momento solo tenía puesto una camisa corta, de la parte de abajo solo traía puestas unas bragas de encaje negro, demasiado sexis para mi gusto. Pero de un momento a otro me dieron ganas de usarlas.

Seque mi cabello, el sonido del timbre interrumpió lo que estaba haciendo.

—¡Están tocando! —Les gritó a mis hermanas.

—¡Me estoy bañando!— Mía es la primera en responder.

—¡Yo estoy en el baño!

Genial. Todo lo tengo que hacer yo.

Ahora me toca bajar a mí, para las ganas que tengo de recibir en este momento a las "visitas", y lo digo entre comillas porque no recuerdo haber invitado a nadie.

Bajo las escaleras, antes de tocar la perilla de la puerta, maldigo a todo aquel que esté del otro lado de la puerta. Al abrirla, me encuentro con la cara seria de Donovan, no pasaron ni cinco segundos y la seriedad de su rostro cambió por completo, ahora tenía una estúpida sonrisa en sus labios carnosos

—Esto de ser tu vecino me está gustando cada vez más.

Tenía la mirada en un punto fijo.

–¿Qué?

No entendía a lo que se refería.

—Lindas bragas.

¿Bragas?

No puede ser... ¡Se me olvido ponerme los malditos pantalones!

—¡Por todo el amor al universo! —toda mi cara entro en un nivel de temperatura alta. Ya ni hablemos de lo roja que me puse por la vergüenza.

Corro a dentro a buscar algo para taparme, únicamente encontré una sábana demasiado corta, no me quedo de otra que cubrirme con ella.

—Hola, Donovan—. Karen llegó, saludando.

El imbécil no dejaba de sonreír.

—Hola, Karen.

—¿Se te ofrece algo?

—Solo vine a dejar este suéter que se le había olvidado a Mónica —lo jala de sus hombros.

—Oh... —es lo único que sale de mi boca.

Donovan no dejaba de mirarme.

—Mónica a veces es un poco despistada, siempre lo ha sido desde niña.

—Ya me di cuenta —vuelve a mirar mis piernas.

—Tengo que ir a preparar la comida, gracias por traerlo.

Karen fue directo a la cocina. Yo aún seguía ahí, parada como melsa.

—¿Qué tanto miras? —pregunto, bruscamente y a la defensiva.

—La perfección detallada en muslos, piernas y caderas —vocaliza de lo más lento y sensual posible.

Pero que hijo de puta.

—Si tanto te gusta mirarme te regalo una foto mía para que sigas alimentando tus pensamientos perversos —hablo entre dientes.

—No será necesario una foto —se acercó a mí. Solo estábamos a cortos centímetros de distancia—. Algo me dice que está no será la última vez que te vea así.

Sombra de Lágrimas (Nueva Versión) ©Where stories live. Discover now