Capítulo 9

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| El castigo |
Mónica

Dure como dos horas en la ducha, toda la ropa que tenía puesta la tuve que tirar, ya no tenía caso lavarla. Por otro lado me preocupaba lo que nos pudiera decir el director, estuve sobre pensando en todo la noche, solo pude dormir como una hora y media, mis ojos se cerraban a cada rato.

Caminaba como zombie por los pasillos, choque con varios alumnos, algunos me ignoraban y otros me decían de cosas. Ya eran las 7 a.m. dudaba de si ir o no hasta la oficina del director, una parte de mí me decía que no entre, pero la parte razonable me mostraba las millones de consecuencias que puede pasar si no voy.

Toco dos veces y el entrenador abre.

—Llega cinco minutos tarde.

Donovan ya estaba ahí, sentado.

—Una disculpa, se me hizo un poco tarde —tomo asiento.

—El entrenador ya me explico lo sucedido ayer en la noche —recarga sus hombros en el escritorio—, ¿me podrían explicar la razón del por qué lo hicieron?

Mire a Donovan, él estaba mirando hacia la pared.

—Estábamos jugando —nos excusó.

—Déjeme decirle, señorita Jones, que eso no parecía un "juego", más bien parecía una pelea.

—Que mal concepto de pelea tiene.

—Donovan, ¿algo que decir?

Coloca su cuerpo en una posición firme.

—Solo díganos el castigo que nos pondrá para ya irme de aquí. Tengo examen en diez minutos.

El director ya parecía tan acostumbrado a sus contestaciones.

—A la hora de la comida tendrán que pintar el salón A1, F3 y E3.

—¿Algo más?

Si, ya cierra el maldito hocico.

—Por el momento será eso, ¿a menos de que quieran otro castigo?

—Con ese esta más que bien —respondo rápido.

—Pueden retirarse —antes de salir dice algo más —si vuelven hacer algo así, los voy a poner a pintar toda la Universidad.

Fue algo muy rápido.

—Si, director.

Donovan fue el primero en salir.

Según yo, al entrar a estudiar, viviría una estadía estudiantil de lo más normal, pero no, he perdido la cuenta de las desgracias que me han pasado desde que llegue aquí. Y todo gracias al neandertal de mi vecino, si tan solo me dieran la oportunidad de cambiarme de casa, lo haría sin dudarlo, tal vez y así se me alejen los problemas.

Algo que no me gustó, fue que nos castigara a la hora de la comida, comer es algo fundamental en esta vida, si no lo hago es muy probable que me desmaye.

Todavía ni se daban las ocho y mis tripas ya me estaban gruñendo, el profesor nos puso a formar equipos, otras de las cosas que más odio, para la suerte que me cargo me toco hacerlo con compañeros que no hacen nada. Cada diez minutos les decía "pónganse a trabajar". Ninguno me hacía caso, a excepción de una chica rubia, fue la única de todos que se indignó en ayudarme.

Sombra de Lágrimas (Nueva Versión) ©Where stories live. Discover now