116. DIOS ESTÁ EN EL ASUNTO

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El me miró con una mirada que no supe descifrar.

-en serio me preguntas por mi viajé? -dice mirándome, con el seño fruncido -fue todo un desastre, no pude viajar, cuando el avión alzó vuelo, resultó tener una falla, y tuvimos que volver, mis socios fuera del país se pusieron bravisimos conmigo y hasta ahora no dejan de insultarme de manera educada, e tenido uno de los peores fracasos, y eso no es todo, dure casi medio mes enfermo -suspira estresado.

Mientras tanto yo estoy en shock.

Eso solo quería decir una cosa.

Quería decir, que Dios si estaba de acuerdo.

Mi corazón se llenó de tanta alegría y felicidad que no sabía si saltar de la emoción.

Dios quería que Jak fuera mi esposo.

Eso era maravilloso.

«gracias Señor, gracias»

Dije mentalmente mientras sonreía.

El hn Jak se quedó mirándome.

No tengo ni idea de que fue lo que pasó por su cabeza al ver mi cambio de actitud.

Lo único que se es que estoy feliz.

Y voy a ser muy, pero muy feliz.

-bueno, pues...-dijo el hn Jak mirándome -aun sigo esperando mi respuesta, te gustaría orar conmigo para casarnos?.

Dos lágrimas rodaron por mis mejillas, eran lágrimas de felicidad, él al verlas se preocupo.

Yo abrí mi boca para darle la respuesta, ahora sí quería decirlo, pero el volvió a hablar.

-yo se que quizás estamos muy jóvenes, para pensar en un matrimonio, quizás tengas muchos motivos para decir que no, pero quiero que sepas que te amo, y que esto que siento por ti, no es un capricho, no es algo de un año o dos, es algo de Dios, se que El está en el asunto -tomo aire -pero si aún así, tu respuesta es un no, la respetaré, no importa cuánto me duela, no voy a presionarte.

Yo solo lo miraba con una sonrisa, mientras el hablaba, pude ver la tristeza y el miedo en su rostro.

Miedo de que a pesar de todo lo que le e hecho pasar, aún así termine diciéndole que no.

Tome un largo suspiro antes de hablar.

-si quiero hn Jak -le dije -si quiero orar contigo para casarnos.

Sus ojos brillaron de la felicidad al escuchar mis palabras.

Me preguntó quién de los dos está más feliz.

Se acercó y me abrazo.

Fue como si todo desapareciera a nuestro alrededor y solo fuéramos el y yo, pude sentir paz, tranquilidad, ya no sentía miedo, ni duda, solo sentía seguridad, sabía que Dios estaba en el asunto, así que no había problema.

-gracias hn Emily -dijo mientras me abrazaba -gracias por darme la oportunidad de entrar a tu vida, me acabas de hacer el hombre más feliz del mundo.

El abrazo termino y fue cuando comencé a escuchar aplausos.

Giro mi rostro para ver y veo a los pastores, son los únicos que están en el templo, aparte de Dios y sus millares de angeles.

-por fin te decidiste hn Emily -me dice la pastora -me alegro mucho por ustedes.

-que sean muy feliz -dijo el pastor -y no duden de contar conmigo para lo que sea.

-y ante todo mucho cuidado -abvirtió la pastora -nada de darle rienda suelta a la carne.

MI AMOR PLATONICOWhere stories live. Discover now