117. TE QUIERES CASAR CONMIGO?

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Busque rápidamente el cargador y lo conecte, luego me fui a la cama y me enrrolle en las cobijas, tratando de tranquilizarme.

Minutos después.

Ya me sentía mucho mejor, pero de pronto el timbre de la puerta comenzó a sonar de manera insistente.

«y ahora quién podrá ser a estás horas».

Nuevamente los nervios amenazaron con volver.

«fuera Satanás, si Dios esta conmigo que mal puede asediarme»

Reprendí mentalmente.

Como es posible, que yo toda una hija de Dios ande con miedo?

Esto es el colmo.

Llegó a la puerta y prendo la pantalla para ver quién es.

Enseguida veo a Deimond, no está solo, ha venido con escoltas y está súper enfadado con el vigilante.

-como es posible que usted no tenga llaves de este apartamento? -le reclama -que tal si le ha pasado algo?, El único culpable sería usted.

-lo siento -dice el vigilante -pero cuando la señorita hizo poner está puerta, no me quiso dar copia de llaves, ni nada.

Esta es la hora, que aún no recuerdo cómo fue que hice poner está puerta blindada y peor aún, con que plata?.

-si no la abre, -dice Deimond, dandole una mirada asesina al vigilante -hare que mis hombres la tumben o la hagan volar en pedazos si es necesario.

Me apresuro a abrir, antes de que lo hagan.

Deimond me mira con cara de alivio.

-estas bien, mi chiquita?-dice, estrechandome en sus brazos -como es posible que teniendo un novio multimillonario, este ni siquiera se preocupe por tu seguridad.

Yo no le respondo, solo dejo que me abracé, está cálido y además me siento tranquila.

Luego se separa de mi y me observa.

-quien es el que te está acosando? -pregunta con voz preocupada.

-es un Audi negro parqueado afuera de mi ventana -digo con la mirada clavada en el suelo.

La verdad es que no me gusta sentirme vulnerable.

Deimond mira a sus hombres, en busca de respuestas.

-ya recorrimos toda la zona -se apresura a decir uno de ellos -y no hay ningún Audi negro, también verificamos las cámaras, y todo está en orden.

Al escuchar ello, quedó como piedra.

Cómo es eso posible, si yo misma lo ví.

-pe...pero -trato de hablar -yo lo ví.

-ya hemos revisado todo señorita -me confirma otro escolta.

Me siento frustrada, acaso me estoy volviendo loca.

«Será que estoy viendo visiones?».

Le doy una mirada a Deimond, dandole a entender que lo que digo es cierto.

Jamás bromearia con algo así.

-y usted, señor vigilante -dice Deimond -no ha visto el Audi negro.

-nunca joven -responde el vigilante -jamás.

«Esto no puede ser».

Acaso es un auto invisible, y la única que lo puede ver soy yo?.

Ahora estoy más asustada y confundida.

MI AMOR PLATONICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora