Capitulo 14

1 0 0
                                    


Secretos, aquella palabra que se usa cuando ocultas algo que solo tú sabes, o algo de lo que pocos tienen conocimiento. A lo largo de mi vida he guardado muchos secretos, tanto míos como de las personas a mi alrededor, algo un tanto normal a mi punto de vista, pero nadie sabe mi más grande secreto, ese que atesoro por temor o quizás por miedo a lastimar a las personas a mi alrededor.

Tengo miedo de morir y también me aterra decirlo en voz alta, no quiero desaparecer sin dejar una huella en este mundo. Sé que desapareceré, sé que mi hora ah llegado, pero no quiero despertar de este bello sueño que es mi vida. La herida solo se hace más profunda, no llores, no llores me repito a diario, quiero decir algo pero las palabras no salen de mi boca, ¿Tan jodida estoy? Soy como un pequeño pedazo de cristal que no tiene arreglo.

A mi lado Demian estaba sentado, con sus pies cayendo al abismo, su mano entrelazada a la mía dando suaves caricias, mirando al oscuro cielo, porque las estrellas no estaban, parecían haber desaparecido, en cambio unas nubes de color lila cubrían el cielo, haciéndonos saber que la lluvia pronto llegaría. En aquella oscura y fría noche, nos brindábamos calidez y protección.

Demian giro su cabeza para observarme, con aquellos orbes cafés, tan brillantes, tan inalcanzables, la comisura de sus labios se elevo formando una encantadora sonrisa, mostrando sus sensuales hoyuelos, de esos que da ganas de tocar con tu dedo, por lo tiernos que son.

-¿Por qué me miras así?- preguntó con su habitual tonó divertido.

"Tengo miedo, cariño, no quiero dejarte" Quise decir.

-Por nada- mentí, sonriendo de manera nostálgica.

Mentir parecía ser algo tan normal en mi vida, que ya no me inmutaba al hacerlo.

-Has estado actuando todo el día de manera extraña- frunció un poco sus labios y me miro con los ojos entrecerrados, quizás queriendo saber que sucedía, pero mi enfermedad solo era la punta del iceberg.

"Lo siento, mi amor, lo siento, no sabes cuánto lo hago" Volví a pensar en mi mente, porque sabía que era lo suficientemente cobarde como para decirlo en voz alta.

-Lo soy.- me encogí de hombros, restándole importancia al asuntó.

-Es cierto, lo eres.

-¡Oye! ¿Qué quieres decir con eso?- lo empujé de manera juguetona con mi hombro.

-Yo no lo he dicho, tu lo has dicho, yo solo repetí lo que tú dijiste- bromeo con una sonrisa burlona, haciendo un pequeño mohín, viéndose tan tierno ante mis ojos. Su rostro cambio en segundos a uno completamente serio, mirándome con intensidad- Eres extraña Abilene Smirnoff y te amo por eso. Eres una estrella fugaz en mi vida, tus acciones son fugaces, tus gestos son fugaces, todo en ti es fugaz. A lo largo de estos meses he visto cada parte de ti, puedes estar riendo como todo una demente y a los segundos puedes tener una expresión tan malditamente neutra, que no sé qué está pasando por tu mente.- agregó, mirándome como solo él sabía hacerlo, porque ante sus ojos yo parecía ser un ángel.

No mentiré, me encontraba sorprendida ¡Mierda! Claro que lo estaba, jamás espere que dijera algo como aquello.

-¿Puedes ser mi amanta hasta el fin de mi existencia?- me atreví a preguntar, a decir verdad, no lo había pensado, las palabras solo salieron de mis labios.

-Lo seré, seré tu amante, tu amigo y todo lo que tu desees que sea- hizo una pequeña pausa- Porque, cariño, eres tú, solo tú, siempre lo serás porque sin darme cuenta te puse a ti primera.

-¿Me puedes prometer algo?- susurré, casi con temor.

-Lo que sea.

-Vive por mí. Cuando desaparezca no te deprimas por mucho tiempo, se que lloraras pero no lo hagas muy a menudo, no te cierres al mundo, hay muchas personas que te aman y apoyan. Vive Demian, vive y disfruta tu vida, viaja por el mundo, gradúate, ten muchas aventuras, y lo más importante... Se feliz.- hablé con un nudo presionando mi garganta, pero siendo lo más sincera posible, mis ojos al igual que los suyos, estaban cristalinos.

Lluvia de NoviembreWhere stories live. Discover now