Cpitulo Final

1 0 0
                                    


Tres semanas habían pasado, lentas y dolorosas semanas, no solo dolor físico, también emocional.

Las quimioterapias parecían ser cada vez peores y más dolorosas, me sentía mental y físicamente cansada. Una semana había pasado desde que mi cabello rubio se había caído por completo, recuerdo haber llorado todo el día, Demian me había dicho que me veía hermosa con o sin cabello, pero no fue suficiente, desconsolada y en medio de una crisis nerviosa eche a todos de mi habitación, Emma era la única a mi lado.

Aun no podía mirarme en un espejo, mi hermano mayor se quedaba día y noche junto a mi luego de que los doctores dijeran que no parecía haber mejoras, el día siguiente de haber perdido mi cabello mi hermano menor había traído cinco pañuelos distintos para que me pusiera la cabeza.

"Sé qué no es lo mismo, pero espero que sirva de algo, hermanita" había dicho cuando me entrego la bolsa con todos los pañuelos de diferentes colores, solo pude abrazarle fuertemente y sollozar en su pecho mientras repetía en murmureos "Gracias" él solo acaricio mi cabeza y dijo "Shh, todo está bien".

Demian también había venido ese día, me beso de manera profunda y se quedo junto a mí, tuve que obligarlo a irse al día siguiente, no porque quisiera, sino porque debía de descansar un poco, también tenía que ducharse.

Ya no podía levantarme mucho de la cama, los malestares no me lo permitían, aun así me entretenía mirando por la ventana, escuchando música, leyendo y jugando juegos de mesa con Demian o mis hermanos.

Charles, mi hermano mayor, hace poco se había ido junto a mi hermano menor, Ethan, habían dicho más tarde vendrían de nuevo, mire nuevamente la ventana que daba hacia el jardín del hospital, había varios enfermeros paseando a algunos pacientes, sonreí con nostalgia, hace días no salía, no podía hacerlo.

Débil.

Así me sentía.

-¿Cómo has estado, rubia?- me preguntó Demian, entrando a la habitación con una sonrisa labial.

-Ya no soy rubia- bramé frunciendo el ceño.

-Para mí siempre lo serás- replicó con una media sonrisa, mientras se acercaba a paso lento.

-Como sea- rodé los ojos y le sonreí de manera sincera, feliz de que estuviera aquí conmigo.

Se acerco para tomar mis mejillas entre sus manos y besarme de manera suave, lleve mi mano a su nuca para profundizar el beso, queriendo tomarlo todo, consumirme en aquel instante, solo disfrutar de él y su cercanía. Apoyo su frente contra la mía al separarse.

-¿Cómo te sientes?- preguntó en un susurro, mirándome a los ojos, sentía su respiración chocar en mi rostro.

Lo había hecho, al fin, había encontrado la razón de mi existir.

-Estoy bien, cariño- aseguré, sonriéndole de manera tranquila, me miro preocupado.

-¿Segura?

-Que si pesado- respondí rodando los ojos y sonriéndole bonito.

Sonrió. Se sentó junto a mí y entrelazo nuestras manos, lo mire con una mueca confundida al verlo pensar cuidadosamente, no podía des quemar las cenizas entre nosotros, pero si podía encender una llama que ambos recordáramos para siempre.

No quiero morir aun.

-¿En qué piensas?- le pregunté tratando de buscar su mirada que parecía observar cualquier cosa menos a mí. Sonreí poquito- ¿Qué está mal, amor?

-Nada, rubia, no seas paranoica- negó, rodando los ojos.

Oh, Heminngs, eres muy malo para mentir.

-Idiota- masculle, apretando mis labios y entrecerrando los ojos- ¿Qué me estas ocultando, Demian?

Lluvia de NoviembreWhere stories live. Discover now