Capítulo 7: Primer año.

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❝La casa de los gritos❞






El fin de semana ya había llegado y Félix había decidido planear su última salida con sus hermanas. Con Euphemia no tenía problema ya que ella iba en el mismo curso que él y podían ir, el pequeño detalle era Eris que estaba en primer año.

Había tenido que hablar con el director Dippet para poder otrorgarle el permiso de ir, ya que ella estaba en primer año.

Habían planeado ir por dulces, comprar regalos y algunas cosas más.

Félix esperaba a Eris en la sala común de Slytherin, después pasarían por Euphemia. Por estás fechas la sala común de Slytherin se sentía muy fría. Tanto que a tal punto ni siquiera con el fuego te calentabas o al menos no lo suficiente.

—Ya estoy lista—dijo Eris llegando a su lado.

—Hay que irnos entonces, los carruajes salen pronto.

Eris y Félix salieron de la sala común de Slytherin y fueron por Euphemia quien ya los esperaba fuera de su sala común junto con cierto chico de cabello azabache.

—A cinco metros de distancia Potter—advirtió Félix.

—Dejalos en paz—le dijo Eris.

Eris sabía que Félix la protegía tanto como a ella, Druella y Euphemia. Félix era el heredero y él mismo lo sabía, pero aún así él siempre cuidaría a sus "hermanas" como él las llamaba. Y si Félix, Eris y Druella eran hermanos y Euphemia era su prima, pero ellos nunca lo consideraron así. Sino su hermana, habían crecido juntos.

Él era el mayor y siempre estaría para ellas hasta el último día de su vida, sin importar que, las amaba y cuidaba.

Euphemia negó divertida.

—Nos vemos luego Fleamont—se despidió Euphemia y fue con sus primos.

—Si, te veo después—respondió nervioso Fleamont.

Ambas chicas tomaron del brazo a Félix y caminaron hasta la salida del castillo donde el profesor Dumbledore estaba y le entregaron los permisos. Subieron al carruaje y se dirigieron a Hogsmeade.

—¿Qué tal para el partido?—preguntó Euphemia—. ¿Nervioso?

—No—respondió Félix—. Pfff por favor, nervioso yo, todos sabemos que las serpientes ganaremos.

—Eso está por verse—reto Euphemia.

—Ah, si—exclamó, Félix con un toque retador—. Mañana las serpientes ganarán.

—¿Quieres apostar?

—¿De cuánto estamos hablando?

—Treinta galeones y dos cajas de ranas de chocolate.

—Acepto—Félix estrecho su mano con Euphemia.

—Ustedes y las apuestas—murmuró Eris.

—No es malo hacerlo—repuso Félix.

—Ah no—respondió Eris, recordando ese día en especial.

—Bueno siempre y cuando no te pases—murmuró Félix para sí mismo, pero Euphemia y Eris negaron con la cabeza y siguieron su camino para ir por dulces en Honeydukes.

DERNIÈRE DANSE  («El último baile»)-Tom Riddle en español Donde viven las historias. Descúbrelo ahora