Capítulo 9: Vacaciones navideñas

267 32 0
                                    

"El don de los Avery"


Los días en América habían sido demasiado aburridos para Sarah no encontraba otra cosa mejor que estar con su abuela. Ya que sus padres y su abuelo preferían estar con Magnus, llevarlo a lugares especiales y mimarlo mucho. El "heredero" lo llamaban.

Mientras que Sarah se quedaba con su abuela, la abuela de Sarah era su mejor compañía. Ya era una mujer de avanzada edad, con algunas arrugas y de un cabello negro, con una sonrisa dulce y muy comprensible. Claro que alguna vez fue una mujer hermosa.

A pesar de que las vacaciones de Sarah no habían sido como las anteriores no se quejó, pues tenía a alguien de su familia, alguien a quien amaba. Hacían todo juntas desde cosas para damas de sociedad como bordar, tejer y un poco de cocina también hacían cosas más "varoniles" como jugar al quidditch o defensa personal.

Ambas ya no se sentían solas, pues la compañía de la otra era todo lo que necesitaban.

-¿Y quién es esa niña Eris?-preguntó Susie, al ver que su nieta escribía una carta.

-Ah, bueno, ella... ella es mi amiga.

-La niña de la que tanto me habla-sonrió.

Sarah asintió.

-Me gustaría conocerla algún día.

-Tal vez en las vacaciones de verano.

-Tal vez cariño-la mujer acarició su mejilla.

-Abuela.

-¿Si?

-Ven con nosotros.

-Cariño, ya hemos hablado sobre eso. Aún tengo cosas...

-Por favor-le suplicó, en la voz de Sarah no solo se oía la impotencia sino la tristeza. Tristeza porque su abuela nunca podría ir con ella-. Ven con nosotros, deja al abuelo. Ya estuviste mucho tiempo con él. Sacaste a la familia adelante, alguien más se podría ocupar de esto. Ya terminaste con tus labores es hora...

-Una mujer nunca termina con sus labores-la interrumpió. Era cierto, nunca terminas con tus labores y menos una mujer -. Sarah cariño, ya hemos hablado de esto. A veces las mujeres somos las que tenemos que sacar adelante no solos a nosotras mismas, también a la familia. ¿Cómo lo hacemos? A Veces ni siquiera sabemos cómo.

Al instante Sarah se sintió mal. Tal vez ella pedía mucho, pero no había tiempo suficiente. Su abuela ya era grande y aunque ella le pidiera a Merlin que aún no se fuera, sabía que algún día pasaría. Solo rezaba para que ese día no llegará, aún.

-Cuando tu padre nació lo único que quedaba de nosotros solo era el apellido y la sangre que seguía pura. Tu bisabuelo era un hombre con un mal carácter y orgulloso, pero le avergonzaba la situación que estábamos pasando y que en el mundo se enteran, por eso nos comprometimos a mi y a tu abuelo porque si hacían alianzas con alguna otra casa nosotros no teníamos nada que ofrecer más que sangre o eso él creyó. Tu bisabuela hizo de todo para que tu abuelo y yo viviéramos una buena vida, afortunadamente nunca nos faltó nada cuando éramos jóvenes.

Compromiso.

Sarah supo desde temprana edad que tenía que casarse y tenía miedo a eso. Tenía miedo de que algún día la comprometieran con Magnus. Ella no lo quería, no sentía ni una pizca de cariño por él. Siempre intento acercarse a él, darle cariño y ser comprensible, pero él no facilitaba las cosas.

O peor aún, que la comprometieran con una persona que ni siquiera la quería o tuviera un poco de respeto.

-A mí siempre me interesó la política, pero como tú bisabuelo me decía "solo sirven para traer hijos al mundo" no tuve opción más que casarme. Obligaron a tu abuelo a involucrarse en la política, él la odiaba, no le gustaba tener responsabilidades pero amaba el poder que le daba. Nunca supo manejar las cosas y en el primer momento que pudo despilfarro el poco oro que comenzábamos a tener.

DERNIÈRE DANSE  («El último baile»)-Tom Riddle en español Where stories live. Discover now