IV

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T/N

Nos hicieron levantar tan rápido que casi nos tiran de la camilla.

Artemisa había asegurado que se acercaba el alba, pero nadie lo habría dicho: estaba todo más oscuro, más frío y nevado que nunca. Allá en la colina, las ventanas de Westover Hall seguían oscuras. Me preguntaba si los profesores habrían advertido la desaparición de los hermanos Di Angelo. Prefería no estar allí cuando lo descubrieran. 

Las cazadoras levantaron el campamento tan deprisa como lo habían armado. Ellas parecían tan tranquilas en medio de la nieve, pero yo aguardaba tiritando mientras Artemisa escudriñaba el horizonte por el este. Bianca se había sentado más allá con su hermano. Por la expresión sombría de Nico supuse que estaba explicándole algo que a él no le gustaba para nada.

Thalia y Grover se nos acercaron, deseosos de saber lo que había ocurrido durante una audiencia que tuvo Percy con la diosa.

Cuando nos contó, Grover palideció.

"La última vez que las cazadoras vinieron al campamento, la cosa no fue demasiado bien."

Recordé la vez en la que terminaron incendiando algunas cabañas. Un escalofrío me recorrió el cuerpo.

"¿Por qué se habrán presentado aquí?" se preguntó Percy "Quiero decir, ha sido como si surgieran de la nada."

"Y Bianca se ha unido a ellas." dijo Thalia, indignada "La culpa la tiene Zoë. Esa presumida insoportable..."

"¿Cómo va uno a culparla?" dijo Grover, suspirando "Toda una eternidad con Artemisa..."

Thalia puso los ojos en blanco.

"Son increíbles los sátiros. Todos loquitos por Artemisa. ¿No comprenden que ella nunca va a corresponderles?"

"Es que... le va tanto la onda de la naturaleza." Grover parecía casi en trance.

"Estás loco." le espetó Thalia.

"Lo estoy, sí." dijo Grover, soñador "Es cierto."

Thalia se fue enfadada.

Grover carraspeó y se volvió a Percy cambiando de tema.

"¿Dónde estuviste toda la noche?" preguntó "Traté de esperarte pero me dormí. Te quería mostrar una nueva canción que aprendí en la flauta, Für Elise."

Con Percy nos miramos de reojo, pero aparé la mirada enseguida. Me sonrojé al acordarme de la noche anterior. Las cosas que me había dicho eran tan tiernas y reconfortantes que logró subirme el ánimo como también dejarme volando entre las nubes el resto la noche.

"Emmm..." intenté hablar sin trancarme "Percy vino a ver como estaba y nos quedamos charlando. Supongo que nos habremos quedado hasta tarde y nos dormimos por el cansancio."

Percy asintió rojo como un tomate.

"Si, eso."

Grover nos miró con una sonrisa maliciosa.

"Ya veo."

***

El cielo empezó a clarear por fin. Artemisa murmuró:

"Ya era hora. ¡Es tan perezoso en invierno!"

"¿Estás esperando, eh... la salida del sol?" le preguntó Percy.

"Sí, a mi hermano."

Conocía las leyendas sobre Apolo  conduciendo por el cielo el gran carro del sol. Pero también sabía que el sol es una estrella situada a no sé cuántos millones de kilómetros. Ya había asimilado la idea de que muchos mitos griegos fueran ciertos, pero vamos... no lograba imaginarme cómo iba a arreglárselas Apolo para conducir el sol.

ᴘᴇʀᴄʏ ᴊᴀᴄᴋsᴏɴ: ᴍᴀʟᴅɪᴄɪᴏ́ɴWhere stories live. Discover now