1

3.7K 231 10
                                    

Quiero recalcar que este fanfic contiene menciones a temas que si son sensibles opten por leer con cuidado, aunque estos en si no son tan abundantes y se concentran más que nada en los primeros capítulos. Cualquier comentario que yo considere que esta romantizando lo que no se debe no tengo miedo de borrarlo, por algo puse las etiquetas de mayores de edad.

Por cierto, he de admitir que las edades de Gojo y Toji nunca me quedaron claro, pregunte y para esa parte del Manga tiene más o menos 16, vamos a cambiar eso y que tenga 20 dejándolo con el tema de Toji siendo su primera misión ya mayor de edad. Por ende, Geto y Shoko están en la misma edad que Gojo pero se mantienen cuestionamientos en cuanto a la diferencia de edad. (Cuántos años le lleva Toji? 10? 14?) Me gusta el Toji x Gojo pero tampoco voy a poner a Toji a coger con un menor de edad.

------------

Abriendo los ojos con pereza a Toji le entro un fuerte y desagradable dolor de cabeza, que rápidamente se esparció por cada fibra de su cuerpo. Aturdido al empezar a notar su entorno, pero queriendo a su vez no abrir los ojos para quedarse durmiendo y no caer en cuenta de su situación. Total, lo último que recordaba era un encuentro con Satoru, seguramente ya estaba muerto, que el infierno al menos le deje dormir unos minutos antes del castigo para su podrida existencia.

Pero no era así. Estaba encadenado y denigrado. Preso entre 4 paredes, herido e inmovilizado.

- ¿Que? ¿Que paso? - Empezando a forcejear busco moverse, tratar de liberarse, estaba seguro que contaba con la fuerza para eso. Pero sus esfuerzos fueron en vano. Sus articulaciones dolían más y más con cada intento, haciéndole creer que seguramente lo habían lastimado o drogado para tener ese efecto en él. - Maldita sea. ¿Qué? - Su semblante estaba inyectado en irá. No era capaz de moverse obligado a mantenerse en una pose de humillación.

- Has cambiado mucho. - Una voz se escuchó cerca de él. Haciendolo reaccionar enfurecido.

- ¡Satoru! - Se quiso lanzar a orcarlo, importandole nada la posición de cada uno separados con cabenas, Gojo por su parte miraba en compasión y lastima al hombre pelinegro.

— Ya te recuerdo. ¿Eres tú el que estuvo allí en una noche nevada no? — Él debía ser solo niño de entre 7 a 12 años cuando lo encontró por primera vez, cuando sus caminos se encontraron solo recordando gracias a Tengen que Toji fue a verlo en la curiosidad de saber quién era el nuevo portador de los 6 ojos y energía ilimitada.

Había un mar de diferencia entre ese mocoso y este hombre irreverente que tenía enfrente.

Una vez se encontraron nuevamente, ahora con la memoria totalmente fresca, Gojo quedaba impactado.

Las habilidades de Toji eran algo que nunca percibió. Tener una ruta pacífica que no involucrara la muerte o herida grave de ninguno de los 4 fue complicado. A Gojo le sorprendió bastante que a pesar de no poder manipular energía maldita, Toji logró atacarlo por la espalda pasando por alto sus capacidades de persecución, peor aún, sus 6 ojos. Era una completa bestia en batalla. De no haber tenido esas habilidades estaría muerto en este momento, no supo ni cómo o en qué momento su mente logró idear un plan rápido para lograr tenerlo quieto, solo dejó de pensar y peleo, cuánto atacó con su punto decidido, aunque Toji lo esquivó salvando su cuerpo de quedar hecho trizas. No fue capaz de evitar caer inconsciente tras el golpe del área derrumbándose. Y aún así, de no haber pasado eso solo hubiera tenido escapatoria matándose el uno al otro.

Eso lo trajo a verlo.

Y estaba allí, mirando fijamente el cuerpo del hombre maduro frente a él, casi de arriba hacia abajo. Él hecho de sentir condescendencia hacia él molestaba más al antiguo miembro del clan Zennit.

Sin decir mucho, Gojo se acercó para poner su mano sobre el rostro de Toji, como no llevaba sus ojos cubiertos su mirada estaba firme en él, acompañado de una expresión melancólica que le sacaba la paciencia a Toji.

- Pedí permiso para venir a custodiar, diría que tras conocer parte de tu historia me dió curiosidad hablarte. Pero es casi mentira, alguien me lo sugirió. -  Toji no sé tomó bien esas declaraciones.

- Lárgate y vete para el infierno. No necesito tu lastima. - Otra vez forcejeó. No era nada extraño este tipo de reacciones tomando en cuenta el historial de cada uno. - Mejor me hubieras matado. - Gojo no respondió. Más bien, se paró lo suficientemente cerca de Toji, quitándose los lentes oscuros.

- Con todos tus crímenes la muerte hubiera sido una salida fácil. Mi amigo fue el de la idea, y varios directores estuvieron de acuerdo en tomar la decisión de tenerte encerrado como un método de castigo. - Le hizo saber. - No te mate por accidente, y ahora tengo la curiosidad de hablarte. Eres un guerrero bastante interesante. - Esa declaración no le hizo ninguna gracia a Toji, riendo con cinismo en la situación. Y Gojo lo entendió, aunque estaba buscando lo menos posible de formar una discusión más fuerte no era momento de empezar con ese tema al ver las reacciones que el pelinegro tenía. - Si no es el momento. Lo entiendo, en este momento pareces necesitar calmarte. - Suspiro, yéndose. Dejándole al antiguo miembro del clan zennit maldecir sólo pidiendo su muerte.

Al salir de la sala, que llegó a ser usada para encerrar demonios, dónde habían tomado la decisión de encerrar a Toji, Gojo se apoyó con la pared, aún tenía los lentes en su camisa por lo tanto era fácil darse cuenta de su estado en este asunto. Cruzándose de brazos mientras buscaba pensar en cómo proseguir. No se dió cuenta que su amigo se acercaba.

- ¿Pasa algo amigo? - Geto de acercó a él. Sonriendo al verle, las heridas de ambos ya habían Sido tratadas. Siendo las de Geto las más necesitaban de atención.

- Si, estoy bien. Pero quiero tu ayuda, verás. Desde cercana a la adolescencia estoy consciente de muchas cosas atroces que el clan Zennit ha hecho. Tengo entendido que Toji iba a ser su liber, me causa curiosidad ver a dónde llegó. Tengo la idea de conversar con el. - El hombre pelinegro torció el ceño al escuchar eso. Gojo ya le había dicho su percepción del asunto, lo cual lo dejaba escéptico e inseguro sobre lo que pudiera significar todo eso. Quería ayudar a su amigo, pero, había cosas que no le terminaban de agradar en esta situación.

- No sé qué tan difícil será eso. Toji en sí es un espécimen fascinante, no tiene energía maldita en su cuerpo pero es capaz de ver, percibir y pelear contra una maldición sin presentar alguna complejidad. Un simple humano casi nos mató, a 2 hechiceros muy poderosos. - Divago en voz alta. Gojo se quedó pensando en eso, ya se había dado cuenta pero no lo analizó con detalle. — ¿Y esta idea de dónde llegó exactamente?

— Tengen. — Simplificó. Geto parecía abrir sus ojos de forma exagerada. No creía lo que escuchaba. — Hablé con él luego de explicarle la muerte de Riko, e igual… Le deje algo en claro. Idea suya que le hablara luego de explicarme un poco de él, admitió que sonó divertido.  Podría ser un interesante aliado. - Geto parpadeo al escuchar eso.

- ¿Estás seguro de esto? Supongo que el clan Zennit ya le dió la espalda ante su nula reacción por tener encerrado a uno de los suyos, y aún con eso tiene crímenes que pagar. No puedes hacerlo cambiar, tal vez llegar a un acuerdo pero nada más. - Fue pesimista. O más bien realista en su situación. Sumado a su claro disgusto en todo esto.

- No pienso hacerlo cambiar. A lo mucho estoy siguiendo los consejos de Tengen. Es cierto, Toji fue el responsable de matar a mucha gente inocente, unos meses allí encerrado no le vendrían mal. Pero, estar metido en la brujería no es precisamente la cosa más legal y primorosa. Los 2 lo sabemos, y por eso le íbamos a dejar a Riko elegir. ¿No?  Pero es algo que tengo que pensar bien, aún no se ni cómo hablarle. ¿Vamos a comer mientras pienso?

Devolviéndole una sonrisa Geto acepto, agradeciendo poder cambiar de tema, olvidándose de todo lo que tenga que ver con el hombre pelinegro por un buen rato. Ya que Gojo no lo volvió a mencionar tampoco. Todo lo pasado en menos de 24 horas eran mucho que procesar, aún frustrado por la muerte de ella, y casi morir.


Acompáñame.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt