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Pasando sus manos por su mandíbula afectada, la expresión de alegría que tenía, inclusive calma, como si nada pudiera sacarle de su buen humor que el portador de los 6 ojos tenía encima, podía verse desde quilometros.

Emocionado por llegar más lejos. ¡Quería comérselo a besos! ¡Enteró! Puede que Gojo haya sido el más prudente en la situación de anoche porque vivían con 2 menores de edad, unos simples niños con las cuales no podía ser tan negligente para hacerlos pasar por un ambiente de esos, más no implicada que el heredero del clan Gojo no maquinaba como hacer realidad ese deseo que la noche anterior no se pudo consumar, lo más pronto posible. De no haber estado Megumi y Tsukimi en medio se lo hubiera comido enteró.

Le agradaba a eso. Verse a él y Toji como padres con hijos. Aunque fuera más como una insinuacion en burla, Toji podría tener razón en decirle que tenía cierta vena para la paternidad. 

Falsamente el albino revisaba unos papeles que ni sabía de qué eran, solo no quería llamar la atención de cualquiera que pase a su lado. Ya el viejo director lo tenía cerca. Sintiendo como se le formaban más canas, Satoru no entendía por qué, prefirió hacerse el desentendido con este viejo para no barle motivos de quererlo regañar.

— Oh... — Sacando su teléfono, Satoru reviso los horarios que tenía, parecía que encontró un momento perfecto para hacer de las suyas. Pero tendría que esperar unos días.

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— Está actuando extrañamente normal. — El mayor Fushiguro seguía en sus clases con cotidianidad, conociendo a Gojo esperaría que le salte encima desde hace unas noches. Pero no lo hacía. Tal vez pensaba muy mal de su compañero pero sabía que ese hombre era muy extravagante en su forma de ser.

Se limitaba a enviarle mensajes un poco descarados, al regresar a con Megumi y Tsukimi igual se mantenía a raya, pero no evitada poder abrazarlo por la espalda, susurrar en su oreja o cualquier cosa así. Toji se seguía metiendo a su cuarto pero de besos semi desnudos no pasaban.

Era lo suficientemente satisfactorio, aunque sí sentía esa necesidad de ir más lejos. Quería saber que tendría en mente el albino.

— Papi... — Un par de días pasaron. En ese momento estaban solos, ya habiendo dejado ir a los 2 niños en su cargo, estando Toji a muy poco de irse. Era viernes muy temprano. Gojo acarició lentamente su rostro contra el cuello del Toji, metiendo sus manos en los pantalones de este, acariciando dónde quería. — Quédate conmigo está mañana.

— ¿Enserio me estás pidiendo que falte al trabajo por ti? — Su voz era bastante seductora. Hablando lentamente a la par que sus manos tomaban las de Gojo.

— No habrá problema. Y si lo ahí yo me haré cargo. 

— Está bien. — Le tomo al mayor solo unos segundos tomar al Albino en brazos, cargándolo como si de un costal de papas se tratará, regresando al cuarto donde últimamente compartían lecho.

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— Me prepare pará ti. Soy virgen así que quise evitar algún dolor innecesario. — Teniendo la venda en sus ojos colgando del cuello, siendo lo único que llevaba encima porque su ropa estaba tirada en el suelo, Gojo abrió las piernas mostrando el tesoro ubicado en el centro de estás.

— ¿Usaste tus propios dedos, o algún juguete? — No hubo respuesta, tampoco la necesitaba. Ese pequeño agujero abierto se contraía y cerrada al tacto de los dedos del mayor, pegando sus labios a este. Manteniendo esa pose en la que Satoru se encontraba, gimiendo dulcemente mientras era besado en esa parte tan intimida de su cuerpo.

Toji se aseguro de dejar alrededor de esa circunferencia bien ensalivada, presionando su dedo de en medio allí. El cuerpo de Gojo se abría, y su circunferencia anal se abría y cerrada sobre ese músculo intruso. Moviendolo dentro y fuera de él con toda la fuerza que tenía.

— Uhmmmm... — Gojo parecía orgulloso como para no querer meter palabra. Parecía tener dolor, pero su expresión era casi de éxtasis. Lo cual, le subía un poco el ego a Toji al solo estar usando un dedo.

No tardando en incluir un segundo. La lubricación que se habrá hecho Gojo funcionó bastante bien, saltandose el paso del dolor, algo que Toji termino disfrutando.

— Desgraciado. — Se quejo. La expresión del mayor era de saña. Sacando sus dedos buscó otra pose, acostándo a Gojo boca a abajo, llevando su boca a la fuerte erección que tenía el albino, moviendo su brazo por su cuerpo para volver a dedear. Lo haría cumplir lo que dijo en su primer encuentro, que sus gritos sean escuchados hasta por sus vecinos. Llenarle el cuerpo blanco con sus marcas, besos y mordidas.

Cuando la vista de ambos quedaron en dirección a la del otro. El deseo se hizo muy evidente. Sin necesidad de decir alguna indicación, Gojo se volvió a poner boca abajo, dejando a Toji agarrarlo fuerte de la cadera, arrobillandose en la cama, guiando su dura erección en medio del suave trasero de su amante.

Bastaron unos empujes suaves con su punta apuntando directamente en su circunferencia anal para que quedará dentro de él, un movimiento que provocó un fuerte aturdimiento en los cuerpos de ambos. El miembro de Toji era fuertemente ordeñado por ese culo que se abría y contraía alrededor de él.

El sonido de un azote resonó en el cuarto quebrando ese silencio que tenían. En el glúteo izquierdo de Gojo la marca roja de una mano era visible, el portador de los 6 ojos gritaba "Papi" "Toji" "Te amo" junto a bastantes coqueteos y palabras que rozaban lo incoherente.

El mayor lo sujetaba fuerte, sus movimientos de cabeza eran rápidos y bruscos. Cada embestida razonada por el choque sin cuartel que tenían sus cuerpos. Toji cogía como peleada. No, mejor que como peleaba. A diferencia de su pelea, su primer encuentro, aquí lo estaba dejando molido. Y le encantaba.

— Ohh... Toji. Sigue así. — El mayor lo había volteando, dejando su cuerpo acostado de medio lado, alzando su pierna bien alto sobre su hombro. Penetrandolo así.  Sentía su cuerpo más abierto que antes.

Toji llegó a su prominente orgasmo, manchando entré las bolitas de Gojo y sus muslos cuando salió de él. Buscando los labios del albino que sin objeciones lo recidio. Sonriendo al momento que Toji bajo a besarle el cuello.

Claramente Gojo no sé quedó atrás, tomando en control de la situación por un momento, deseoso de besar ese abdomen y morder sus tetas de hombre.

Con un perezoso beso ambos se relajaron. Al ver que a duras penas eran las 10, se miraron a los ojos el tiempo suficiente, retomando un segundo asaltó  pero está vez: De pie.

Cuando el reloj marcada más de las 12 los 2 se encontraban nuevamente vestidos y aseados. Con la felicidad de un post sexo grabada en la piel.

Gojo dejo su advertencia: Que aún que no tenía problemas con ser el pasivo con el, y estaba complacido con barle ese puesto para su primera vez en la cama, el también tendría su momento metiendosela.

— Será muy listo tener tus muslos alzados hasta el techo. ¿No te parece?

— Ten suerte cuando ese momento llegué. No soy una Bestia fácil de domesticar.

— Pensé que eso ya lo había logrado.

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El próximo capítulo va a estar centrado en el punto de vista de Megumi.

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