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Golpeando la mesa con suma frustración Geto ingreso a su casa, conteniendo un fuerte quejido mientras apretaba sus dientes, tras salir enojado de la casa de su viejo amigo. Ingresó a la suya analizando sus opciones, sabiendo que lo paso le traería consecuencias.

Agradeció mentalmente que ya no vivía con sus padres, no quería que se interpusieran en nada de lo que pasaba por su mente, y pará fingir demencia no estaba de humor.

¡Ese maldito mono!  ¿Qué estará pensando Gojo de él ahora con ese tipo de espectáculo que dejó ver anoche? Gojo también era muy ingenuo depositando tanta confianza en el, mejor dicho, era muy idiota. Por más amigos que sean lo infantil y confiado de Gojo nunca le agrado.

Aunque bueno, nadie entre los clanes estaba limpio de eso. Geto siempre fue tajante en su descontento, tanto por razones personales cómo obvias, y allí llega él. Ya muchos le habían dicho, solo le estaban dando el beneficio de la duda para complacer a Gojo Satoru, si algo salía mal tenían planes de deshacerse de Toji como otra basura de su clan, o eso le dijo el viejo.

Se estaban tardando mucho, a decir verdad. Y consciente de lo que hizo frente a su amigo Geto sabía que lo mejor era poner tierra entre ambos, bajar la guardia, y empezar a planear su "otro extremo" a bajo perfil.

Después de todo, la conversación con Yuki aún estaba grabada en su subconsciente, haciéndole formular varias dudas que no era capaz de expresarle al mayor. Toji tuvo suerte y aceptó la propuesta de su gran amigo para apoyarlo, e inconscientemente cambiar un poco su vida. En otras situaciones la suerte no estaría de lado de nadie.

Rio para sí mismo en la soledad, Yuki no estaba consciente de lo que generó, pero era una idea que cada vez que la pensaba, la analizaba, comparándola con todos los sucesos a su alrededor… Era muy prometedor.

Aunque la opción podía parecer muy extremista no tenía miedo de hacerse cargo de las consecuencias. Cada vez estaba más convencido de que el mundo sería mejor si le perteneciera a los practicantes de Jujutsu.

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— No sé cómo sigues vivo. — Riendo, Toji se recostaba en la mesa con un café a medio tomar a un lado. Había regulado su consumo de alcohol lo suficiente la noche anterior, que fue poco control a criterio objetivo. A diferencia de el Gojo se dejó llevar un poco más, sumado a tanto dulce, erdo, tanta azúcar que debía tener en el sistema raro que no haya vomitado, al contrario, apenas pisaron la casa Gojo cayó sobre el sofá quedando dormido como piedra.

— Déjame tranquilo. Te dije que no toleró bien el alcohol, esa fue la primera vez que me libere a ese pecado  — Aún acostado desde su lugar respondió. Gojo tenía una sonrisa que de su cara no se borraba. Un poco de jaqueca que no era difícil de soportar y el cuerpo adormilado. La reacción de borrachera más rara que Toji ha visto.

— ¿Pecado? ¿Tu clan es un convento de monjas acaso? ¿O enserio te metieron la mierda de "ser perfecto"?

— Digamos que un poco de todo. — Moviendo el brazo aún sintiendo su cuerpo mareado por las secuelas de la embriaguez, le respondió sin ganas. Toji río. Parándose para ofrecerle su mano a Gojo, con el plan en mente de así sea a la fuerza lanzarlo a un baño de agua fría.

— Tienes que arreglarte, señor "rey de los brujos" — Se mofo. — Eres el ebrio más raro que he visto.

— Sonaste cómo un alcohólico de primera. ¿Vienes con experiencia no? — Acomodandose en el sofá, el albino apoyo su cabeza en su mano y su otra mano en su cintura, viendo en dirección al pelinegro sonriendo con burla.

— Solo la suficiente. No soy de tomar seguido.

— O vaya. ¿Anoche la pasaste bien entonces? Creo que se nos pasó la mano.

— No fue nada mal. Solo recuérdame mantenerte alejado de la azúcar dónde haya una próxima vez. Ahora, vamos a que te bañes o te hecho agua fría.

— Gracias por preocuparte por mi. — Y dicho esto. Perezosamente le extendió la mano, para ser levantado. Siendo llevado hasta medio camino del baño donde Toji le dejo para se encargará solo de el mismo. Volviendo a la mesa para calentar algo de lo que habían traído de anoche, habían comido bastante anoche.

Estirando los músculos una última vez Toji bostezo con bastante pereza. Al menos no tendría que estar presente con los mocosos para enseñar. Agarrando la taza de café termino de ingerir todo su contenido de un sólo sorbo.

El albino no tardó en ingresar ya totalmente fresco, aunque la ropa estaba a medio arreglar.

— Gracias. — Dijo cuando Toji le tendió el plato y un café, pero sin azúcar. Lo que fue la queja del albino.

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Cómo tenía planeado Geto se mantuvo a perfil bajo. Necesitando solo una conversación ligera para lograr calmar a su amigo acerca de su comportamiento. Enmarcando cierta monotonía los meses siguientes.

Entré Toji y Geto no volvieron a cruzar palabras pero cada vez que se cruzaban sus miradas delatan la tensión silenciosa que se guardaban. Geto era inteligente, así que sabía que cualquier intento premeditado contra Toji, acabaría seguramente en el fracaso. Sonriendo falsamente busco mantener cordialidad, y así se mantuvo. Hasta que el pasar del tiempo trajo los frutos que Gojo buscaba.

— Gracias por llamarme, maestro Yaga. — Saltando al asiento, el mayor de los 2 lo recidio. Entregándole unos papeles al albino que sonreía complacido al verlos.

— Megumi Fushiguro. Recapitulando información, todo lo que te dijo Toji está confirmado: De 6 años. Huerfano. Vive con su media hermana. Madre desaparecida y dependen del servicio social. — Le entregó los papeles a Megumi, no había fotos, solo información de su dirección y situación.

— Que perro es Toji, lo único que no me había dicho es sobre la medio hermana. Creo que debería castigarlo ¿Imaginas si yo no estuviera aquí? Podré de este niño. — Tosiendo falsamente Yaga llamo su atención.

— Hablas como si fueras su esposa. — Porque ni niñera. Una faceta hasta ahora nueva en este mocoso.

— ¿Uhm? No diría que llegó a ese punto.  Por más que Toji me haya dicho "El está mejor sin mí, nunca seré un buen padre, por eso lo deje" me parece muy desagradable que al menos no lo haya dejado en buenas manos. Claramente se lo haré saber. Pensé que estaría al menos con alguna cuñada y el problema iba a ser su venta a los Zennit.

— Pues parece que no. ¿Cómo te va con aquel asunto? — Cruzándose de brazos Yaga completo, antes de voltear por otro documento que le tendió a Gojo, aunque para él fue una sorpresa porque nunca lo pidió. Que el recordara solo solicito ayuda con Megumi.

— Hay que esperar a que despierte su energía maldita. Lo normal. Pero estamos llegando a un acuerdo. — Hizo saber, Yaga le entregó un nuevo sobre con información.

— Información de su madre.

— Azumi Fushiguro. Se parece un poco a Toji, ¿O es idea mía? Una mujer normal en lo que cabe... Ah... Murió atropellada. — Gojo sintió lástima leyendo eso. — Recuerdo que Toji le dijo a Yuki que la amaba a ella porque era todo lo opuesto a él, parece una mujer algo débil así que creo que le debió afectar para mal este suceso, más de lo que pensé.

— Estás muy sentimental. La última que pasó esto dijiste "que lastima que fue enviado a un isekai" ¿Y ese respeto?

— Eso lo dije a los 15. — Puntualizó. — No sé. Solo me quedé pensando, y como Toji fue mal padre lo correcto es castigarlo. ¿Que tipo de cara crees que ponga cuando vea a su hijo sin previo aviso?

— Mejor ni saber. — Fue honesto. Gojo se encogió de hombros agarrando las carpetas. Ahora todo lo siguiente era algo de pura responsabilidad suya, y no tenía planes de fracasar. Así que, exclamando un agradecimiento dejo a castaño solo.

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