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- Ahórrese los discursos de "No puedes culparnos" Pedazo de basura. - El mismo día que lo encerraron un hombre al que podía reconocer bajo el nombre Yaga se hizo presente frente a él. Acomodándose los lentes al verlo para evaluarlo.

- Un gusto verte otra vez, Toji Zennit.

- Corrección, Toji Fushiguro. Me cambie el apellido al de mi difunta esposa tras salir de ese infierno de clan.

- Y te metiste en otro. ¿Matar chamanes por puro rencor o solo por dinero? - Si tuviera su arma o en su defecto estuvieran libre de manos y piernas Toji ya hubiera matado a este viejo de un solo puñetazo.

- Digamos que algo de ambas. - Torciendo las cejas fue lo más sarcástico que pudo. - Debe ser un privilegio nacer con energía maldita, pero los que no, somos lo desechable en el clan. Los monos como decían los Zennit.

- No te hagas la podre víctima, que ya mostraste tener talento para bastante de utilidad en los clanes.

- El Zennit no es precisamente el clan más amable o cálido. Me sorprende que no sepas eso viejo de mierda. Solo les importa el poder, de no tenerlo eres reemplazable para ellos. La fuerza que tengo es años de hacerme respetar entré abusos y retos casi imposibles. Diga usted si valió la pena. — Apoyando su rostro en su mano se cruzó de piernas, mirando al hombre.

- No eres tan diferente a todo lo que abandonaste en ese clan viéndote ahora.  - Si, lo quería matar. Estaba tocando venas sensibles que odiada de sí mismo y su pasado. Cosa que le provocaba rabia.

- ¿¡A qué vino!? Si no es matarme larguese.

- ¿Tan desesperado estás? Que pena por ti. - Mencionó. Bando media vuelta y dejando al hombre solo.

Apretando los puños en busca de contenerse Toji termino haciendo lo posible por ignorar las palabras del viejo. Se odiaba verse tan patético en esta situación, todo su esfuerzo para no quedar así fue en vano ahora mismo.

Gojo tardo 3 días en volver a pisar su clan para verlo, llevándose la sorpresa de encontrar a Toji con la ropa bastante desgarrada, seguramente por sus esfuerzos de salir de allí.

- Hola. - El que hablo fue Toji, no tenía deseos de soportarlo ahora por más que era la única persona que tenía para no terminar completamente loco. Aunque bueno, creía que Gojo podía dejarlo loco por su propia cuenta.

- ¿Cómo estás?

- Encerrado. - Sin ánimos respondió. Gojo por su parte de llevo la mano a la frente pensando en que decirle. - Veo que disfrutas tenerme aquí. - Se quejo. Gojo se acercó tendiendo un plato lleno de comida para él mientras se sentaba pará verlo de frente. Gojo sonreía a la par que Toji analizaba su postura, relajado y amigable. Extraño a decir verdad. La comida que le dejo eran de 2 tipos, o muy dulce o llenas de grasa. Buscando tener una idea de lo que podría tener en mente.

Arqueando las cejas, Toji levantando la vista nuevamente hacia al albino.

- No tiene ningúna droga. Tómalo como un regalo de mi parte por la paz, supongo que la comida que te varan tan buena no es. - Completando su frase agarró un trozo y lo ingirió, bandole la suficiente confianza a Toji para dejarle aceptar. Satoru se quedó parado a su lado un tiempo en el que Toji no habló. -  ¿Volvemos a dónde nos quedamos la vez pasada? Ahora que recuerdo nos vimos cuando era un niño, tal vez tendría 11, fueron solo unos segundos. Yo la verdad  quedé intrigado, nunca te habías visto. Me parecías interesante, y creo que bastante  atractivo también.

- ¿Y? ¿Te gustó entonces? - En fastidio le respondió, ¿A que quería llegar? Su voz estaba siendo muy melosa y apenas iba empezando. - Con alargarme no conseguirás nada de mi. Solo te diré que me viste un completo escalofrío cuando nos topamos.

- ¿Enserio? Mira, no lo note.  -  Rio ligero. Acercándose al hombre.

- Para tener tanto prestigio eres raro.

- Supongo. ¿Tú que sientes?  Más bien, deberías comer lo que traje.

- No lo necesito. - Mentira. - O más bien, a ti no te necesito.

- No seas tan agresivo. ¿Estás seguro de eso?  - Cayendo en cuenta de la situación en la que estaba quiso sacar provecho para alguien que enserio lo necesitaba… Megumi… Ese recuerdo que se clavó en su pecho como espina.

- Tengo un hijo. En 3 años, o más bien, una vez demuestre su energía maldita será vendido al clan Zennit. Haz lo que quieras con esa información, ayudarlo o dejarlo sufrir.

- No, no, descuida. Claro que te ayudaré con él. - Sonriéndole  prometió. - Pero… Tienes un hijo ¿Y así mataste a una niña de 14? ¿No te da vergüenza? Supongo que entonces Eres el tipo de padre que sería capaz de castrar a quien toque a su hijo, ¿No? Eres un monstruo sin corazón. — Rio con ganas, Toji mantenía su semblante serio y arisco para el disgusto del albino. Sentándose y retomando la seriedad. — Mejor dime, ¿Te molestaría hablarme de tu hijo? ¿Cómo se llama? ¿Quién fue la afortunada? O... ¿Está bien decir alma en desgracia?

- Ah... Eso. - Saliendo de su ensoñación respondió sin presentar algún problema. Total no perdía nada. - Se llama Megumi. Su madre era una mujer a la que amaba como no tienes idea, la conocí poco después de escapar del clan, estuvimos juntos un par de años. Pero la suerte nunca está de mi lado y  la perdí con el nacimiento de Megumi. Cuidarlo solo nunca fue mi fuerte, apenas si he logrado tener un trabajo estable. 

- Megumi, significa gracia, bendición, o hasta esperanza. Qué lindo de tu parte. Se ve que lo aprecias, te debe querer ¿No? - Al terminar de decir eso Toji termino riendo con ironía, resultando desconcertante para Gojo.

- El no me debe ni reconocer. Apenas he pasado tiempo con él desde que tiene el sentido del juicio. Debe tener unos 4 ahora. La verdad no sé. Y tampoco quiero que esté involucrado con los Zennit.

- Fue dolorosa su muerte ¿No? Aunque, ¿Pará que lo vendiste? ¿Así de mal crees que tú propio hijo estaría contigo? Eres raro. Con razón me pediste lo que buscará. Lo lamento.

- Nada tienes que lamentar. - Volviendo a torcer la miraba respondió.

- Tal vez si tenga. Me preguntó, ¿Si no estuvieras Aquí y pudieras salir que harías?

- ¿Que opción tengo? La respuesta: la muerte o vivir en desgracia. Mi vida siempre ha sido así, soy la desgracia de mi clan, perdí la mujer que me entrego un poco de felicidad y ya no tengo ni donde ir. El infierno es el mejor lugar para mí.

- Es un poco triste que digas todo esto.

- Ya me deje de respetar a mi mismo. Toda la vida despreciado y dejado de lado por no cumplir estándares de un clan. ¿Que quieres que te diga? - Apático y melancólico respondió. Apoyando su rostro contra la pared mientras cerraba los ojos, suspirando con pesadez.

- La verdad quisiera ayudarte. Aunque no tanto por mí, sí no por recomendación, conozco las desgracias de todo este mundo. ¿Sabes? Uno de mis deseos es poder cambiarlo, un mundo diferente quiero decir. Donde se dejará atrás varias tradiciones, siendo varias de los clanes importantes una. Y por lo que me acabas de decir, me llama la atención todo lo que te dejo donde estas. A su vez, me hace pensar que tan equivocado no estoy. ¿Me dejas escucharte? De tener la oportunidad ¿Me varías tu mano?

- No puedes hacer nada por mi. - Aseguro, pero Gojo no lo acepto. - Eres solo un niño con la vida resuelta.

- Lastima que yo no conozco un límite. - Aseguro. - ¿Enserio crees eso? Los 2 somos hijos de jefes de clanes, debes saber todo lo que de nos enseña y exige.  - Toji no respondió. Haciendo un sonido similar a un quejido mientras Gojo se acerca a él. - Si te voy la oportunidad, ¿Serías capaz de redimirte con acciones en vez de sufrir aquí?  En tu clan te trataban como basura, ¿No? Pues callarles el hocico y no te trates como basura, ¿Eso no sería satisfactorio?  Yo te quiero tratar como un igual. Puedes decirme niñato lo que quieras pero yo sé lo que soy capaz de lograr, un aliado con tu poder no sería malo.

- Lo pensaré, pero solo porque me conviene. Ahora vete.

- De acuerdo. Pero necesito una respuesta tuya, ya que estaré conversando para que salgas de aquí. Si es lo que deseas. - Riendo le hizo saber, sujetando su mentón para que lo viera antes de irse.

Mirando por el rabillo del ojo la comida que le dejo el albino, no hizo caso omiso y se la sirvió sin hacer gesto alguno. Solo disfruto de lo que pueda decir una buena comida en unos meses.

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