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Era muy diferente a lo que creyó. Besar a Satoru le generaba más gusto del que pensó inicialmente. Hace unos años pensar que lo besaría le varía incluso asco, o en otros casos se burlaría del tema.

Ahora, desnudo, encima de él, teniendo sus manos acariciandole suavemente la espalda, de forma simple y rápida lo disfrutaba. Sus labios eran dulces, tenía la idea de que era seguramente por la cantidad de azúcar que consumía. Estando excitado en medio de un profundo beso.

— Estás muy duro. — Refiriéndose al mástil de acero que le tocaba la pierna.

Tomando a Toji del rostro separó su cara de la él, solo para verlo, acariciando su labio dónde la cicatriz lo adornaba.  Tarareando risueño, usando solo una mano para quitarse la camisa sin mangas que usaba, siendo ayudado por el mayor, que sin pudor o alguna inquietud metió su mano dentro del pantalón del contrario. Apretando su trasero blanco y suave.

— Tienes un cuerpo hermoso. Quisiera tocarte siempre. — Las manos de Satoru cumplieron su palabra sujetando el trasero de Toji, amenazando toda su extensión de piel en sus manos durante unos segundos antes de subir por su cuello.

— Eres tan mañoso que fácilmente lo cumplirias.

— ¿Puedes culparme? Un rostro duro pero atractivo, unos músculos de hierro, tu trasero bien parado. Tus grandes pectorales. ¿Cómo es posible que aún con la ropa estos se vean? He notado que tu cintura es más pequeña de lo que pensaría, y te hace ver tan atractivo.

— Pero has visto bien, pequeño desgraciado.

— Perdona. Y no creas que me gustas por tu físico. Extrañamente me has hecho sentir bastante cómodo. — Solo dijo eso. Volviendo a besar al hombre encima de él, enredando sus lenguas.

Para sorpresa de Satoru, Toji se movió, dejándolo a un costado encima de él, tomando su cintura fuerte mientras le quitaba los pantalones, dejándolo igual de desnudo que el, y igual de duro.

— ¿Y este armamento dónde lo tenías escondido? — Bromeó. La mano del albino no se hizo esperar al tener a una mejor vista la fuerte erección de Toji, tomándola en ella, acariciando lentamente hasta soltarla, retomando está acción bastantes veces.

— Tengo muchas ocultas. — Beso su mejilla otra vez. — Así que ~ Quiero recordarte que Megumi y Tsukimi están durmiendo, y yo quiero oírte gemir cuando te esté mordiendo, quiero oírte gritar, ¿No quieres escucharme a mi también exclamar tu nombre cuando esto esté dentro de mi?

— Entiendo lo que dices. Aunque, te voy a pedir una sola cosa antes de detenernos.

— ¿Que tienes el mente?

— Chúpamela. — Sonriendo de medio lado, Gojo beso se agachó para barle un último beso a Toji en labios. Parándose de la cama.

El mayor se incorpora de forma que pueda ofrecerle una mucho mejor vista de su entrepierna a Gojo, pegando la espalda a la cabecera, abriendo sus piernas, urgiendose orgulloso.

Cómo gato, el albino gateó en la cama donde su rostro apenas se separada por centímetros de ese duro miembro. Besándo la punta de este primeramente, tomando el tronco con su mano cuando abrió la boca en busca de que la punta de su miembro de alojará en su boca. Succionando constante ese trozo de carne.

Su experiencia en el sexo oral era muy virgen, se concentró primero en lo que podía tomar bajando su cabeza lentamente a ese miembro.

— Uff. — Un Suspiro dejo los labios de Toji, poniendo su mano encima de la cabeza del albino. Apretando sutil hasta que fue momento de dejarlo respirar.

— Estás muy rico, desgraciado. — Pasando su mano por sus labios quitó el exceso de saliva, dejando la cabeza nuevamente, tomando porciones de la piel en los testículos de Toji, lamiéndo, besando, dejándose llevar. Tomando su miembro en su boca el tiempo que le tomará. No le importaba si era toda la noche, por lo que se puso cómodo, levantando su cadera ligeramente, solo lo suficiente para que su miembro cuelgue con comodidad, así con su mano libre masturbándose a él mismo.

— Ah... Uhm. Allí te va tu rica leche. — Ronco, sintió la satisfacciones de un orgasmo tras el pasar de los minutos. Complacido al ver que su compañero no hizo asco, tomando su esperma en boca sin objeción, usando su lengua para limpiarlo. Antes de saltar a sus labios, obligandolo a compartir un beso blanco. — Desgraciado. — Se quejo.

Satoru no dijo palabra porque la expresión de su rostro decía lo necesario. Su miembro se veía aún con falta de atención, así que, Toji lo tomo, Soltandolo solo cuando libero la última gota.

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Los recuerdos de la noche pasaba quedaron muy claros en la mente del otro apenas abrieron los ojos. Curioso fue despertar abrazados por la obra y gracia de un despertador. Sonando bastante fuerte.

— Voy a ver dónde deje mi ropa. — Fue lo primero que uno de los 2 dijo. Haciendo lo dicho, Toji tardó muy poco en encontrarla. Volviéndose a vestir con los ojos de Satoru encima de él, cual depredador.

— ¿Y mi beso de buenos días, Papi? — Burlesco, se paró de la cama. Reclamando un beso sin barle oportunidad de responder.

— Iré a bañarme primero. Tenemos 2 niños que llevar a la escuela. — Indicó, como si fueran 2 padres, uno regañando al otro.

— Claro. Luego me hago cargo de tí. — Pasando su mano por su pecho sus ojos terminaban desprendiendo un brillo por su descarado coqueteó.

— Puedo acostumbrarme a eso.

Sin más dilación, Toji salió del cuarto rumbo al baño durando unos minutos antes de ir rumbo a la cocina. No tardando en llegar Satoru, ya aseado, abrazando a Toji por la espalda. Y tiempo después, los 2 hermanos hicieron su acto de presencia.

— ¿Pasa algo, señor Gojo? — El nombrado parecía tener problemas para masticar, tocándose la mandíbula como si le molestará.

— ¿Peleaste ayer? Pareces tener la mandíbula entumecida. — Toji se burló, los 2 sabían cómo termino así, mirándose en complicidad.

— Estoy perfectamente. Solo me incómoda un poco, son difíciles de encontrar pero un buen enemigo se encuentra. No espere que ese golpe llegará a esto. — Siguiéndole el juego expreso. — Aunque no me molestaría otro encuentro así. — Toji ensanchada una fuerte sonrisa escuchando eso, los 2 niños estaban inocentes y no veían problemas o nada raro en lo dicho. Pero era una indirecta que a Toji le provocó cierta emoción.

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