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A primera hora del día Yaga pareció haberlo estado esperando, no tuvo tiempo para entregarlo el día anterior después de terminar de haberle hecho el favor a su antiguo alumno.

Entré él y Toji no hubo el mayor cambio de palabras. Aunque la confusión en el rostro de Toji se podía ver a kilómetros. Y era entendible, no había tenido mucho tiempo con ella como para esperar una libertad como una carta haciendo su interés en éste más grande. ¿Qué podría decir? Apenas tuviera iba hora libre de sus mocosos lo averiguaría.

<<Nunca me imaginé que de todas las personas a las que les podría escribir algo así, terminaría siendo contigo. Pero bueno, dicen que la vida da muchas vueltas. Este último tiempo ha demostrado esto dicho bastante bien.

La verdad, desde que se nos dió a conocer que Satoru abogó por ti, un sicario a contrato que ha matado muchos chamanes, y de paso viene de un clan bastante poderoso. Que se te iba a ofrecer una alianza, no he sabido qué pensar de ti. Digamos que no le temo al peligro, así que me dió mucha curiosidad verte frente.

Lastimosamente no he podido encontrar una forma de definirte, solo puedo asegurar que tus intenciones son genuinas. Por lo que necesitó pedirte: Cuida mucho de Satoru. No sé cómo, has logrado quedarte cerca de él. Me desespera un poco a veces, en este momento no tengo forma de ayudarlo con el dolor de una traición. Está encerrado en su propio mundo. Creo que siempre supe que no era tan fuerte y cercana como el y Suguru, por eso tomé mi decisión de ir por otro camino y estudiar medicina. Por eso te pido que lo cuides. Todo esto está fuera de mis manos.

Atte: Shoko Ireri>> 

— Vaya. — No sabía qué pensar de lo leído. La chica tenía bastante fuerza de voluntad para irse así y tomar su camino, porque podía notar un dolor en todo lo leído. — Cuídalo… — Qué petición tan irónica. Aunque siendo críticos toda su situación lo era.

Suspiro con pesadez. Ciertamente mucho había cambiado.

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Gojo les había dicho que si querían comer algún dulce se los permitía, así que pensando en eso, Megumi busco uno en la cocina, en una gran caja transparente bastante llena, aunque él no era tan goloso con el azúcar, solo termino agarrando una bolsa de dulce salados para abrirla, teniendo un pequeño brillo en la cara mientras comía. Moviéndose al encontrar la silueta de un hombre gigante.

Había querido hablar con Toji desde que escuchó al albino llamarlo "Zennit" esos días habían tenido esa simple rutina, dónde uno o el otro les dejaban en la escuela, uno o el otro les iba a buscar, mientras ambos iban a quien sabe dónde, solo sabían que tenía que ver con los chamanes, y ellos aún eran jóvenes para estar en eso.

Megumi no era un niño que destacaba por preguntar sobre todo lo que le acontecía, pero si era un chico lo suficientemente analítico. Aquí tenía una buena oportunidad para tener la primera tanda de respuestas.

— Señor Zennit. — Sentándose a su lado, Megumi le miró. Ambos serios, quien los mire pensaría que eran indiferentes el uno con el otro. — ¿Vas a volver a ese lugar en la tarde?

— ¿Te refieres a la escuela de hechicería? Es posible. ¿Pasa algo?

— ¿Eres profesor allí? — Toji asintió. — Quisiera preguntarle cómo es él clan Zennit. — La mirada de Toji parecía más sombría que antes, eso Megumi lo noto. Y ya tuvo el suficiente tiempo para darse cuenta que Toji no era el nombre más cálido.

— ¿Curiosidad de tu progenitor?

— Él no me interesa en nada. — Esa declaración hizo sonreír al mayor, bastante a decir verdad. Cómo si aplicará esa aura sombría pero no la desvaneciera. — Pero hablan mucho de ese clan de formas negativas. Gojo dijo que eres el único que salió reformado de allí.

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