III

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Los rayos del sol empezaban a impactar en sus rostros ocasionando que abrieran sus ojos con pesadez.

Eran ya las diez de la mañana, los tres habían quedado profundamente dormidos apoyados en el tronco de un árbol, lo típico tratándose de ellos después de cada misión, con la diferencia de que Iguro no estaba esta vez.

—Ese maldito.

—Mira Nemi, nos dejó una nota.

Iré a dónde siempre para almorzar, preparen algo rico”

Al menos algo bueno haría con ellos ese día, los pilares se dispusieron a regresar a la finca que había cerca de una vieja ciudad dónde mayoría de tiempo estaban juntos y Giyuu optó por hacer Salmón con Daikon para el almuerzo, al mayor no le quedó de otra que apoyarlo. Marcaron las una de la tarde, y esperando a que su compañero llegue se dispusieron a organizar y hacer algunos planes para sus próximas misiones matando tiempo.

—No creo que demore mucho.

Marcaron las tres de la tarde y Obanai no llegaba, la comida se enfriaría más de lo que ya estaba, así que decidieron comer solos, tenían la esperanza de que llegaría así que sobraron un poco, y para su suerte, lo hizo. Llegó casi marcando las cuatro de la tarde.

—Chicos siento la demora —y no venía sólo —Traje a Mitsuri también, espero que no les moleste. —La chica dio una reverencia.

Claro que no los molestaba.

Los recontra molestaba.

No tenían nada en contra de ella, podían almorzar juntos cuándo quiera para que pasen tiempo los cuatro, pero era una reunión de chicos en una casa que se supone, solo ellos debían saber, simplemente no podían recibirla tan contentos, no era su culpa, era la de Iguro por no avisar. Los cuatro volvieron a sentarse en la mesa y les sirvieron pequeñas porciones.

No dijeron nada.

Ni cuando comieron ni cuando se retiraron, todo pasó tan rápido que incluso Shinazugawa estaba un poco tenso. Pareciera como si Iguro nunca habría ido ahí.

—No te preocupes Nemi, tal vez no vuelva a suceder —Le dijo Giyuu cuando Obanai ya no estaba. Y vaya que no tenía razón.

—¿Quién se cree qué es?

Los días siguientes, descontando los días que se fueron a misiones lejos de ahí, Obanai siempre llevaba a Mitsuri a todos lados con él, incluso a su finca, ya ni podían visitarlo. No creyeron que la relación que ambos tendrían sería tan estresante, y no era Mitsuri ¡Era Iguro! Ella siempre decía que debía irse para no interrumpir y dejar su tiempo a solas pero Iguro no la dejaba y a Mitsuri no le quedaba de otra que quedarse alegre. Sanemi y Giyuu optaron por no decir nada, ¿qué ganarían con eso?

Ver a Obanai actuar tan tierno y romántico con ella en pleno almuerzo y desayuno les daba asco, extrañaban al Iguro que no mostraba expresión y sólo actuaba bien con ellos. Al que se centraba en su persona y en poder estar bien.

No podían soportar todo eso, mas que nada el verlo con otra persona.

—Sabes, yo creo que es mejor no contar con él a partir de ahora

—¿Cómo pides eso Yuu?

—No va a dejar de ser nuestro amigo pero lamentablemente está centrado en otras cosas, cuándo tú consigas una novia tal vez quede yo sólo Nemi, debes verlo de ese modo.

—Oh no, no haré eso Yuu, no soy estúpido, aparte nunca me ha interesado una mujer.

—Y la hermana de Kocho qué.

El hilo rojo de Obanai [ SaneGiyuuOba ]Where stories live. Discover now