Cuando una noticia en la TV anuncia el supuesto suicidio de Melissa Harris, Amelie tendrá que averiguar qué pasó con ella junto a Alexander, tratando de no caer envuelta en el crimen, y mucho menos con el.
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Amelie Hamilton es conocida por se...
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—Debes irte de aquí, corre lo más que puedas y no voltees. —grita, con una gran desesperación en su tono de voz. Corre hacia a mi, tratando de guardar la poca compostura que aún conserva, sus manos se dirigen directamente a mis mejillas, acunándolas.
Las sirenas de la policía se escuchan cada vez más fuerte.
Cada vez más cerca.
—¿¡Amelie!? Escúchame, escúchame. Respira. Respira, por favor...
Trato de recobrar la visión, sin embargo, todo se siente tan ajeno, tan lejano, mis piernas pesan, mi respiración no sincroniza, y mi aliento se corta por más que quiera respirar.
—No puedo. No puedo. No puedo. —mascullo, casi en un susurro. Me aparto de él al tiempo que trata de tocarme. Con todo el esfuerzo que tengo, levanto mis manos temblorosas para verlas llenas de sangre, completamente rojas.
Igual que mi ropa.
Igual que las paredes.
Igual que la alfombra.
—Estás teniendo un ataque de pánico. —insiste —necesito que respires conmigo, no escuches nada más que no sea a mí. Ignora las sirenas, ignora las bocinas, solo a mi, Amelie.
Vuelve a acunar mis mejillas, entre la desesperación y la preocupación.
Su rostro está muy contraído, y sus cejas muy juntas. Sus manos tiemblan un poco sobre mí, finge ser fuerte, pero está preocupado, inquieto, tiene miedo.
Con su ayuda, logra levantarme para ponerme de pie.
—Inhala por la nariz... Exhala por la boca... Inhala... Exhala. Bien... justo así, lo estás haciendo muy bien. —asegura, sigo sus indicaciones escuchando solo su voz o eso trato.
En algún punto, luego de varios minutos mi visión vuelve a cobrar vida, y se siente como si un balde de agua fría diera directo contra mí.
—Lo maté, lo he matado.
—No, lo hice yo. —Niego repetidas veces, sintiendo como mi corazón vuelve a acelerarse. —Amelie, debes irte de aquí, por favor. Corre. Si la policía llega y estás aquí...
—No te dejaré, no lo haré.
—No me estás dejando, cariño. Yo te estoy pidiendo que te vayas, por favor, Amelie. Yo me encargo.
Niego, niego y vuelvo a negar. Mis ojos se llenan de mas lágrimas espesas que no tardan en caer por mis mejillas, noto como sus manos se contraen, y me lleva hacia sí envuelta en sus brazos.
—Debes irte de aquí. Y debes hacerlo ahora, no hay tiempo para nada más. —musita contra mi coronilla, me siento como un alma perdida en este momento. No sé cómo reaccionar ni que hacer. —Trataré de ocultar las huellas y cualquier otra cosa que encuentre, pero contigo aquí no puedo. Eh, mírame.
Alzo mi vista.
—Si te atrapan no me lo perdonaré, nunca.
—No lo harán. —se separa de mí, viendo que vuelvo a recobrar la respiración, alejándome del ataque de pánico.
Empieza a rebuscar algo en la habitación con desespero, las sirenas se escuchan tan fuerte que me aterra. Ya están abajo.
Encuentra un diario mientras manotea uno de los cajones, está viejo y mal gastado por el pasar de los años, me lo extiende con apuro.
—Llévate eso de aquí, es lo único que nos podrá ayudar.
—Prométeme que te irás en cuanto puedas, por favor. —vuelvo a reunirme con él, lo abrazo tan fuerte como mis débiles brazos me lo permiten.
—Te lo prometo.
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Hola chiquitos ❤️ bienvenidos a esta loca historia que se me ocurrió a través de un meme en fb (nada que ver) JAJKAJAJA. En el otro apartado les enseñaré a los personajes principales, y las aclaraciones de esta historia que es (+18)
Sin más que decir, no olviden dejar su voto que eso me pone muy muy contenta <3
