capítulo 18.

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•MARATÓN 3/5•

-¿Me estás jodiendo?- me preguntó Julián sin poder creer lo que le conté- ¿De verdad?

-Si boludo, cada palabra así literal me dijo- le respondí.

-No te puedo creer boluda- me dijo mirando al vacío- se está yendo al asco.

-Yo creo lo mismo.

-¿Y que le dijiste?- me preguntó.

-Nada, no le dije nada, solo que le había entendido, después me saludó me dijo gracias por entender y se fue- le expliqué.

Estábamos en el depto de Julián, 17:10 tomando mates con facturas, lo fui a buscar hace un rato apenas salió del entrenamiento y nos juntamos.

-¿Y qué vas a hacer?- me preguntó, parecía un interrogatorio.

-No sé todavía, no puedo ni pensar- dije- ¿algún consejo?

-Me mataste amiga- dijo poniendo cara preocupada- pero no seas boluda, cuidado porque me parece que Julieta esta queriendo jugar sucio, siento que se quiere aprovechar de que te sentís vulnerable o culpable para salir con lo que quiso desde el principio, que era que vos no te metas con Enzo.

-¿Vos decís?- pensándolo un poco, tenía sentido lo que dice Julián, pero no sé.

-Es lo que me parece y pienso- dijo- yo voy a intentar hablar con ella si queres, no creo que esta sea la manera de darte el beneficio de la duda, es sucio lo que hace.

-Yo le quiero demostrar que puedo ser una mejor amiga que la pésima amiga que fui- le dije.

-¿Pero sos capaz de resignarte a lo que vos sentís y a lo que vos queres?- me preguntó.

Solté un largo suspiro, pensar en ser buena amiga era más fácil, pero pensar en lo que yo quería realmente y pensar en Enzo me lo hacía todo más difícil.

-Enzo puede conseguir a la piba que quiera- dije- él va a estar bien, hay más lindas que yo.

Me dolía cada palabra que decía pensando en Enzo sabiendo que me estaba traicionando a mi.

Julián hizo una cara de decepción mezclada con tristeza.

-¿Así que ya lo tenes decidido?- me preguntó.

-No, es que estoy pensando en voz alta, no sé que hacer pero quiero hacer las cosas bien Juli.

-Pero Ari, escucha lo que te estoy diciendo- me insiste Julián- te estoy diciendo que Julieta te está manipulando, esta no es la manera de ser amigas leales, a una amiga le importa también tu bienestar y lo que queres, y Julieta solo está pensando en ella en este momento, en ella y su capricho imposible con Enzo.

-Si, puede ser, no sé- dije dudando y pensando.

-No dejes que te coma la cabeza Ari, por hacer lo que quiere ella vas a salir perdiendo vos, y a Enzo lo vas a arruinar.

-Enzo debe mirar miles de chicas mejores boludo, ni se va a acordar de mí cuando..

-Perdona que te interrumpa- dijo- pero no te haces una mínima idea Ari, de lo tarado que lo tenes a Enzo, todos pensamos que le gustas demasiado, él lo niega porque es hombre y es un gil pero se le nota a kilómetros.

Me reí y bajé la cabeza.

Hubo un momento de silencio pacífico, para nada incómodo y era un silencio que mi cabeza necesitaba después de tanto maquinear y maquinear todo el día con las mismas preguntas.

-Gracias por todo lo que me bancas Juli- le agradecí tomándolo por sorpresa.

-Gracias a vos por confiar en mí- me dijo y me abrazó.

Después de terminar con la charla, me quedé hasta terminar los mates y charlar boludeces hasta que se hicieron las 19:00, entonces decidí que ya era hora de irme.

-Bueno Juli, mepa que me voy a ir yendo- le dije levantándome despacio.

-Dale reina, te llevo- se ofreció.

-No no, te agradezco Juli pero quisiera irme escuchando música hasta casa- dije.

-Bueno, decí que estamos a nueve cuadras de diferencia sino ni te dejo- me dijo riéndose- pero avisame cuando llegues.

-Si obvio te aviso mi negro- le dije abriendo la puerta y yendo para el ascensor.

-Chau Ari- se despidió apoyado en su puerta.

-Chau Juli- contesté igual mientras sonreía y lo saludaba con la mano.

Saliendo de lo de Juli empecé a caminar por la vereda a mano izquierda y empecé a desenredar mis auriculares, mentalizándome que cuando llegara a mi casa tenía que escribirle a Enzo, no podía dejarlo afuera de todo esto siendo uno de los temas principales.

Para mi sorpresa no tan sorpresa, apareció la persona más inoportuna que conocí, tocándome bocina despacio para no asustarme, ahí estaba, Enzo.

Pegué un saltito que hizo que se riera y lo miré.

-¿A dónde vas tan solita?- me preguntó siguiéndome con el auto mientras caminaba.

-A mi casa- le dije sin poder evitar que me contagie su sonrisa.

-Subite que te llevo nena- me dijo haciéndome gesto con su cabeza para que entrara.

No dudé en entrar y sentarme en el asiento de copiloto, pero apenas me senté, me quedé pensativa.

-¿Cómo estás Ari?- me preguntó Enzo antes de arrancar.

-Enzo tengo que hablar con vos- dije y lo miré.

Tentación. (enzo fernández)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora