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Siguiendo tu incógnita

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No recordaba la última vez que había sentido tanta adrenalina, corría por el callejón con toda mi energía persiguiendo al sospechoso que se autoproclamaba subordinado del comandante Min. Este escapaba de mi como si estuviera viendo un fantasma, corría asustado y buscaba ponerme obstáculos para ganar distancia. Salté el último contenedor de basura y logré alcanzarlo al final del callejón. Estaba arrinconado y sin escapatoria, lo tomé del cuello de su camisa y lo empujé contra la puerta de madera de un edificio, al parecer, abandonado.

—Dime ¿por qué carajos dices que eres subordinado del comandante cuando nunca te he visto hablar con él? ¿Por qué dijiste que ese cadáver era él? cuando claramente no lo es. —Ante cada pregunta lo empujaba con más fuerza contra aquella puerta de madera.

—Espera, espera, espera —Intentaba zafarse de mi agarre —Déjame decirte algo ¡El comandante Min me pidió que lo dijera!

—Demuéstralo. —Lo miré con el ceño fruncido.

—Yo... No hay otra opción, acompañeme. —Soltó un suspiro y tocó dos veces la puerta de madera —Lo llevaré con alguien que le explicará mejor todo.

Todo parecía ser de lo más extraño, de pronto la puerta de madera de aquel edificio que creía abandonado, se abrió. Detrás de ella había un pasillo oscuro y el portero simplemente se hizo a un lado para dejarnos pasar.
Solté un quejido, más bien, un chasquido sarcástico. Estaba sacado de lugar, de pronto no entendía que carajos hacía caminando dentro del edificio por ese pasillo oscuro que dio a unas escaleras, pero algo me atraía a él, como las abejas son atraídas a las flores para recolectar su polen, sentía la necesidad de cruzar esa puerta. Seguí al misterioso hombre que sólo tenía unos pocos años más que yo, llegamos a una puerta y al abrirla se podía notar una gran reunión.
Era una especie de fiesta, nunca había asistido a una, pero sabía perfectamente que aquella reunión era de festejo y de negocios, pude ver a personas ebrias, otras jugando a las cartas y más de una hablando seriamente. Era un club nocturno, las damas llevaban vestidos escotados, los caballeros estaban fumando o bebiendo.
Así que con más razón no sabía que carajos hacía yo ahí.
 


—Por favor sigame, lo llevaré con mi jefe.

Caminé tras él una vez más, intentaba no bajar la guardia de ninguna manera. Pasamos por detrás de la barra en donde servían tragos para así notar como el opuesto abría la puerta de una habitación y dentro de ella vi a tres caballeros, reconocí a uno de ellos, Jeon Jungkook, y otros dos estaban de espaldas.

—Aquí está el general, cumplí mi palabra. —Escuché a Logde y vi como se fue posteriormente. Una de las personas se volteó, era un muchacho de cabello rojo y traje oscuro que me tendió la mano y la estreché.

—Es un gusto conocerlo general, me han hablado mucho de usted. —Su sonrisa resplandeciente me daba ganas de vomitar, detestaba ver tanta alegría y positivismo en su rostro. —Mi nombre es Jung Hoseok.

—Hola, el gusto es mío. —Respondí y solté su mano, me crucé de brazos y observé al tipo que estaba de espaldas, su cabello era ondulado y estaba levemente crecido, observé su espalda y fruncí el ceño cuando escuché su voz.

—Ha pasado un tiempo... Viejo amigo. —Su voz grave y quebrada hacia que mi piel se estremezca, vi como se volteó y me observó con sus párpados caídos y una sonrisa triste.

Amapola 𔘓 YoonminWhere stories live. Discover now