CAPITULO 24

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Narra Mei:

El microondas silva varias veces avisándome que las palomitas están listas. Saqué dos tazones y comencé a vaciar el contenido. El vaho caliente al abrir la bolsa me quemó los dedos y maldije para mis adentros, metiéndolos en mi boca para aliviar el ardor.

Mi vista viajó donde Tammy y Efraín se encontraban sentados, él sostenía su mano entre la suya, pero ella lucía incómoda con este acto tan natural en una pareja. Suspiro y muevo mi cabeza a los lados, Tam guarda un secreto muy grande, uno que terminó de convertirla en la persona que hoy es, uno que a ni mí me ha querido contar.

Mi mirada luego se dirige a Glenn, comenta algo con Efraín sobre la película ¿En qué momento me acosté con él? Fue un impulso loco por desahogar la frustración de que Mike me engañara. La pregunta ¿Y ahora qué? Aflora en mi mente ¡Sí que la hiciste Mei! ¿Cómo arreglar lo que hecho está? Debo admitir que no me desagradó estar con él en la intimidad, nos acoplamos bien, pero, aunque quedamos en ser amigos con derecho, tengo este presentimiento de que no va a funcionar. Yo no estoy lista para una relación aún, y sé que le gusto a Glenn ya me lo confesó, lo que puede complicar nuestro acuerdo.

Vuelvo a suspirar y traslado los tazones hasta la mesa de centro en frente del televisor, apenas las pongo, Efraín y Glenn sumergen la mano y llenan sus bocas hasta quedar sus cachetes inflados, se ven cómicos ¡Hombres!

Es tarde cuando finalizamos la última película, es de guerra, no soy de este tipo de género, pero después de obligarlos a ver dos películas de romance-comedia, debíamos dar el brazo a torcer. Se llama La Caída del Halcón Negro, Tammy se removía inquieta en las partes donde los soldados eran interceptados y hundía su cabeza en la camisa de Efraín cuando en alguna escena sangrienta. La comprendo, estudio medicina y aun así ver vísceras afuera no es muy grato, pero ellos están tan atentos a los acontecimientos que ni pestañean.

Glenn me ayuda a lavar lo utilizado y ordenar un poco la cocina. Debo ser una mala persona porque me alivia cuando se va, necesito estar sola, admito que me arrepiento un poco por la absurda proposición que le hice.

Lo despido en el marco de la puerta, me besa en la mejilla al irse, con la mano le digo adiós, cerrando al paso.

-Me voy a dormir. -Les digo a los tortolitos, Tammy luce nerviosa, me suplica con la mirada que no la deje sola, pero no quiero ser aguafiestas, después me lo agradecerá.

Ya en la soledad de mi cuarto, busco entre mi ropa su foto, cómo lo extraño, desde su muerte nada ha sido igual. A veces le reclamo por dejarme, por no luchar más contra el cáncer, en cierta forma soy egoísta lo sé, pero jamás lo perdonaría por haber muerto, por privarme de su compañía.

Me cambio de ropa y me consumo en el abrigo de mi edredón, por más que intento dormir no puedo, me levanto furiosa y busco en el botiquín algo que me ayude a conciliar el sueño. Me tomó la pastilla y cierro los ojos, me voy quedando dormida, soñando con él, con Joseph y sonrío cuando se acerca a mí y me dice "te amo"

Narra Tammy.

-No sabía que Mei tuviera algo con Glenn. -Me comenta Efraín demasiado cerca para mi gusto.

-Somos dos. -Respondo tratando de mantener distancia.

- ¿Quieres que me vaya? -Me encuentro con su mirada cargada de incertidumbre.

-Es tarde. -A buen entendedor, pocas palabras.

-Entiendo, sabes, de verdad quiero que esto funcione Tam, pero no me dejas acercarme. Yo.... -Guarda silencio y se pone de pie.

- ¿A dónde vas? -Una sirena de alerta se activa en mi organismo.

-Me acabas de insinuar que me retire.

EfraínWhere stories live. Discover now