CAPITULO 33

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Al fin apareces. -Mei me gritaba como desaforada moviendo los brazos al aire.

-Estoy cansada, detén tu parloteo.

-Preocuparme por ti es un delito, que desagradecida eres. Al menos debiste llamar para saber que respirabas.

-Se descargó la batería del celular. -Mentí.

-Sé cuándo mientes. -Se cruza de brazos. -Efraín lleva varias horas esperándote.

El aludido estaba sentado en el sillón mirándome con el rabillo del ojo.

-Los dejaré solos para que conversen.

Mei se encerró en su habitación dando un portazo innecesario, es demasiado temperamental.

- ¿Y bien reclámame? -Lo encaré.

-Nada pasó entre Kelly y yo. -Me afirma de nuevo. -Ella me besó, pero la rechacé, ¿Por qué no puedes creerme?

-Por qué ella es hermosa, nadie en su sano juicio la rechazaría.

- ¡Por el amor de Dios Tammy! estoy cansado de escucharte decir los mismo.

- ¿Y por qué no me lo contaste? La confianza se gana con la verdad.

-Oh vamos Tam, de haberte dicho igual hubieras dudado, ¿O me equivoco?

No, le dije a mi fuero interno, en eso concordamos.

-No quiero pelear. -Se acercó a mí y me abrazó. Al principio no le correspondí, pero vamos, es Efraín, como resistirme a él.

Me besó en el cuello haciendo que los vellos de la nuca, se erizaran. Luego acarició mis labios con los suyos, despacio, torturándome, su lengua se enredó con la mía; cada parte de mi cuerpo se estremeció, lo perdoné de inmediato.

- ¿Estamos bien? -Su frente se unió a la mía, sus ojos celestes me miraron con infinita ternura.

-Sí, lo siento, me dejé llevar.

-Tam jamás te lastimaría.

-Nunca digas jamás. -Agrego cabizbaja. -Y no es negatividad, la mejor palabra es la que no se dice, lo sé por experiencia.

Lo sentí suspirar para luego besarme en la cabeza y volverme a abrazar.

-Ignora a Kelly. -Me recomienda. -Ella no puede lastimarte, si tú no se lo permites.

-Para ti es sencillo, no la conoces, ella sabe cómo destrozarme, sin necesidad de esforzarse.

-Tammy, las cosas tienen la importancia que tú le des. Eres una mujer maravillosa, no permitas que nadie te menosprecie.

Los ojos se me humedecieron, ahí estaba yo, siendo consolada por un chico dulce, a quién tengo la fortuna de ser su novia, no sé qué hice para merecerlo, pero si no bajaba la guardia, lo perdería, y ese pensamiento dolió. Lo amo, amo a Lockwood, ya no sé vivir sin él.

-Vamos, dame una sonrisa. -Acuno mi rostro entre sus manos.

Sonreí como una tonta enamorada, mis defensas se vinieron al suelo.

-Está bien Efraín, tú ganas, aprenderé a confiar en ti, te amo.

No fue hasta que lo dije que comprendí mi error. Lockwood abrió los ojos como platos, primero me escrudiñó con sus cristales turquesa, su respiración se aceleró, me llevó contra su pecho, estrujándome con delicadeza. Podía escuchar el martilleo de su corazón, como el galopar de un corcel.

-También te amo. -Susurró en mi oído, mi respiración se detuvo por unos segundos, lo abracé con fuerza, es la primera vez, que un hombre pronuncia esa frase en mi presencia.

EfraínWhere stories live. Discover now