CAPITULO 28

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Desperté ante la insistente melodía que tenía como alarma en mi celular. Acordamos levantarnos más temprano para poder ir al apartamento y cambiarnos. En realidad, dormí bien, la cama resultó ser muy acogedora, hacía tiempo no descansaba de esta manera.

Toqué la puerta de la recámara de Mei varias veces, pero adentro no se escuchaba nada, la abrí despacio y la encontré en una posición que deseé tener mi celular conmigo y tomarle una foto, me vi tentada a devolverme y traerlo, pero conociendo el carácter de mi amiga, deseché la idea de inmediato.

Las manos elevadas sobre su cabeza, como si fuera una bailarina de ballet y las piernas juntas de medio lado. Jamás pensé que Mei tuviera tan mal dormir.

-Mei. -La llamé.

-Ummm. -Respondió mientras que su boca hizo un sonido tosco, me di cuenta que roncaba.

-Mei, despierta, se nos va a ser tarde. -La cobija solo le cubría los pies, pero la halé en un intento vano de llamar su atención.

-Cinco minutos más. -Resopló, volteándose, la bata de seda se deslizó hacia arriba, así que tuve total panorama de sus bragas de osos pandas.

Dejé ir un suspiro, planeando como levantarla. Abrí las cortinas de par en par, pero aún no amanecía.

-Demonios Lee mueve tu trasero asiático, no quiero llegar tarde a clases por tu culpa.

Abrió los ojos muy despacio, bostezo largo y tendido, después se estiró a sus anchas para luego sentarse en la cama.

-Te odio. -Expresó mientras se dirige al baño a lavarse la cara.

- ¿Cómo llegaremos a casa? _Pregunté.

-Para eso existen los taxis sabes. -Respondió secando su cara con el pañito color verde olivo.

Esperamos afuera, a los pocos minutos nuestro transporte llegó. Ya en el apartamento tomé una ducha, me vestí y salí presurosa. Ambas comimos cereal y una vez listas, nos pusimos de camino.

Como siempre mi maniática piloto, gritó varios improperios a una anciana que no nos dejó pasar, le mostró el dedo medio al hombre que la llamó loca, al cambiar de carril sin previo aviso, y yo solo oraba por llegar de una pieza a la universidad.

Conseguimos parqueo no tan lejos de la entrada, caminábamos hacia el centro educativo cuando una conocida voz nos detuvo.

-Tammy, quién te escoge la ropa, tu abuela. -Soltó una risa burlista y su séquito la acompañó en coro.

-Cariño porque no mueves tu cuerpo de barbie anoréxica en otra dirección que no sea la nuestra. _Mei Achica sus ojos y la fulmina con la mirada.

-Ya desearían tener mi cuerpo, y que todo lo que usarán les quedará así de bien. -Se jacta, siento como el estómago se me revuelve porque es verdad.

-Hay querida, la mona, aunque se vista de seda, mona queda. _Contraataca Mei.

Solté la risa, lo peor es, que dos de sus amigas también lo hicieron, recibiendo una mirada asesina de su parte.

-Yo tengo estilo y clase. -Casi grita encarándonos.

-Sí claro, la ropa de marca y el cargamento de maquillaje que llevas en la cara te ayudan sobremanera. -Mei no se deja intimidar.

-Al menos a mí los hombres no me dejan, ni se andan revolcando con otras.

¿Cómo supo Kelly sobre este particular evento? Entonces recordé que Verónica es hermana de una de sus seguidoras, de ahí se filtró la información. EL rostro de Mei enrojeció, apretó la mandíbula y las manos se convirtieron en puño, conocía esa mirada, nada bueno iba a ocurrir.

EfraínWhere stories live. Discover now