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Hoy pasó algo interesante, aunque debo aclarar que han pasado 3 semanas desde la última vez que escribí en este diario; se ha vuelto más difícil el poder sentarme a escribir, tal parece que el legendario "Dragón del oeste" ha estado recibiendo extrañas visitas constantes, por lo que han aumentado la guardia en su piso. Es extraño, pareciera que en las prisiones de máxima seguridad algo tan preciado como la información sería lo que mejor protegerían, pero la nación del fuego ya no es lo que solía ser, los 100 años de guerra los han vuelto descuidados; solía recordar cuando era más niño, mientras me entrenaban, esos guardias sí que eran cuidadosos, pero no los de aquí, estamos a pocos minutos del palacio real y parlotean como si cada prisionero aquí fuera sordo.

En total somos 20, por el número de pisos que conté el día que me trajeron y el calor que siento en mi celda, hay un total de 200 celdas que bien podrían ocupar a 5 reos por celda, en un total de 10 pisos, la prisión no está ni al 10% de su capacidad. Una tarde escuché a un guardia hablar de una prisión 10 veces más fortificada, algo sobre un lago hirviente.

¡Tontos! Hablan en voz alta, pasan cerca de las puertas, creen que nadie de los que estamos aquí logra comprender... ellos no saben nada.

La guardia linda dejó de venir hace ocho días, también el guardia anciano y molesto, resguardan al viejo maestro. Ahora tengo a otros 3 guardias, rotan sus turnos cada 8 horas, más vigilancia, más hostigamiento, menos tiempo para escribir y practicar. Ahora uso la noche, no me es difícil, los primeros dos años entrenando te enseñan a combatir las adversidades.

La primera que recuerdo fue guardar el secreto de Aye-Li. Cuando ella me dejó de amagar la boca con su mano aquella noche en la enfermería, no pude hacer otra cosa más que asentir a su petición de guardar el secreto, pero no fue algo que le saliera tan barato. Keizan vio que teníamos lo que él llamaba "entendimiento de equipo" y como quedamos bajo su mando, nos hacía trabajar, comer, dormir y vivir prácticamente juntos. Yo usaba ese tiempo para hacerle constantes preguntas, saber de ella, qué la trajo a los arqueros y la más importante: ¿por qué ocultaba su identidad?

Todos ocultan algo, más cuando hay una guerra, todos tienen secretos, todos buscan cubrir algo. Como arquero Yuyan era nuestro deber aprender a distinguir las mentiras de la verdad, apreciar los cambios más minúsculos en el rostro, la postura, el tamaño de las pupilas o la respiración incluso. Antes de ponerme aquí conocí a la maestra tierra del avatar. Esa pequeña endemoniada supo lo de Jet muchísimo antes que cualquiera... a veces quisiera un poder como ese.

Sobre todo en las noches en que los guardias empiezan a recordad que están en una prisión y no en un parque, y bajan la voz.

Como dije, algo interesante pasó ayer. De nuevo el visitante del general vino a verlo. Esta vez uno de los guardias creyó verlo, al parecer se trataba del heredero al trono. Zuko.

Jet tenía razón, supo que "Li" de la tienda de té era un maestro fuego, me gustaría decir que supe que algo andaba mal con el tipo cuando lo conocí, pero no había indicios que levantaran una alerta, fuera de que se comportaba raro debido pues a que era un refugiado viajando en un barco de porquería a una ciudad en la que no quería estar, con gente que no le importaba conocer... como todos ¿por qué carajo entonces sospecharía yo de él? ¡Maldita sea, Jet! Tenías razón.

"Li" ocultaba algo, todos ocultan algo.

Cuando pasaron 4 años, es decir cuando yo tenía 16, apenas un año antes de que mi vida cambiara para siempre, Aye-Li y yo ya éramos los mejores "flecha" que un arquero podía pedir. Teníamos un récord de treinta misiones perfectas y habíamos dominado cada aspecto del código Yuyan.

El código Yuyan, es un escrito milenario que consta de 12 reglas principales, Keizan nunca les llamó reglas, él decía que una regla es algo que aprendes para poder salirte con la tuya t pretender que eres medio útil. Nadie aprecia las reglas, nadie las vive, solo las acata. Para Keizan, el código era un estilo de vida, era una forma de andar o de comer, era como respirar.

El diario de LongshotWhere stories live. Discover now