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No podíamos alcanzar a Keon y los prisioneros, nos llevaban 2 semanas de ventaja, pero sí podíamos reunir inteligencia en la torre de los Yuyan, aunque entrar no sería algo sencillo. Smellerbee era buena peleando, pero sus habilidades para la sutileza no eran las mejores y no había tiempo para entrenarla debidamente.

Así que usé el tiempo que nos tomó acercarnos a la torre para aleccionarla en todo lo que pudiera.

— ¿Por qué nos detenemos a esta distancia? — Me preguntó al ver que faltaban 10 kilómetros para llegar a la pradera alejada de la espesura del boque y otros 50 metros más para llegar al primer muro de la torre.

—Porque hay arqueros centinelas en todo el perímetro, esto es lo más cerca que podemos estar a campo libre.

Ella miró en todas direcciones, tenía un pequeño catalejo con el que revisaba toda la zona.

—Yo no veo nada.

Me limité a mirarla, del bolso que pudimos empacar saqué el arco que mejor pude construir con la madera de los árboles. Miré al horizonte, la espesura del bosque poco a poco iba disminuyendo hasta no dejar unos cuantos árboles con las ramas altas frondosas y cubiertas de follaje, pero sin arbustos, o ramas bajas que permitieran ocultarse o pasar por debajo.

Cargué una flecha, seguí cada uno de los pasos que Keizan me había enseñado y que tenía tan bien grabados en mi cabeza.

Una respiración, dos respiraciones y en la tercera.

—Cuando caiga, corre tan rápido y silencioso como puedas—. Le dije, ella me miró confundida.

«Fuego»

La flecha voló como un halcón en picada hacia su presa, silbó en lo oscuro de la noche y como el piquete de una araña escorpión se incrustó letalmente en el cuello del vigía que no logró reaccionar al disparó y cayó del árbol ahogándose con su propia sangre y con mi flecha. La cuál era demasiado ruidosa para un Yuyan, pero luego de fabricarla con la madera pobre del bosque, fue lo mejor que pude lograr.

Smellerbee casi gritó de la impresión, pero se contuvo y tal como le ordené, corrió como si un espíritu la persiguiera. Admito que me sorprendió ver lo mucho que aprendió sobre sigilo en los pocos días que le enseñé.

Cuando llegó al cuerpo, tomó sus armas, en eso un segundo silbido pasó volando sobre su cabeza. Mi segunda flecha impactó contra el segundo vigía. Smellerbee miró hacia arriba, yo estaba sobre los árboles, moviéndome como una criatura del bosque.

Debimos pasar unas 2 horas rodeando el perímetro, yo derribando a los vigías, ella reuniendo sus flechas y sus arcos. Luego perdimos otras 2 horas en reunir los cuerpos en un mismo lugar, eso y quitarle la ropa a dos para vestirnos como ellos.

—¿Qué es esa marca en su cara? —. Preguntó Smell mientras se amarraba la muñequera del brazo que se supone sujetaba el arco.

—Es el tatuaje Yuyan, es el distintivo del grado máximo dentro de la orden, solo los más experimentados Yuyan la poseen. Se supone que yo recibiría la mía luego de... luego de mi Agni Kai contra Aye-Li.

—¿Qué? – exclamó. Yo tuve que taparle la boca; admito que eso hizo que se me erizara la piel—. ¿Por qué ibas a luchar contra tu novia?

—Porque las mujeres están prohibidas en la orden Yuyan, porque yo la había protegido desde nuestro entrenamiento, porque un Yuyan solo puede tener 1 alumno y cuando llega a entrenar a 2, uno de ellos debe matarlo y luchar con el otro para ser declarado el nuevo líder, maestro y por consiguiente recibir el tatuaje. Además... ella me dijo que lo hiciera.

El diario de LongshotWhere stories live. Discover now