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A la mañana siguiente, cuando desperté, me di cuenta que Aye-Li se había ido, por lo fría que estaba la manta sobre la que habíamos caído rendidos, supe que llevaba tiempo de su partida. Tan rápido como pude me puse a levantar el pequeño campamento y colocando todas las cosas en un fardo sobre mis hombros, regresé a la torre.

Mientras avanzaba por la hierba, sintiendo la brisa matutina, pude escuchar como a lo lejos se acercaba un carromato, era de metal (típico de la nación del fuego) y por el crujir de sus ruedas, supe que estaba hasta el tope de nuevos reclutas.

Cuando el conductor pasó frente a mí, me dirigió una sonrisa extraña, como una especie de mezcla entre burla y lástima. Yo lo miré muy firmemente, eso causó que alzara los hombros y agitando las riendas de su Rinocomodo aceleró el paso.

En cuanto llegué al cuartel entendí la sonrisa estúpida del conductor. Las puertas, a diferencia de otros días, estaban abiertas de par en par y todos los Yuyan me esperaban en dos filas, formando un pasillo justo en el medio. Algunos me dirigían palabras de aliento, frase como: Acábalo Longshot, o: Tu puedes con ese.

Otros se limitaban a mirar con cierto reproche, como si estuvieran decepcionados de mí.

Antes de seguir, creo necesario explicar, en el mundo de los Yuyan, la prueba final era algo que normalmente el arquero líder elegía. Es decir que él arquero líder ponía la fecha, el día y el cómo ocurriría la prueba final de su aprendiz. En los casos excepcionales, como el caso de Keizan que tenía dos aprendices, era común (común dentro de lo poco común) que el líder le pusiera la misma prueba a sus dos aprendices y solo 1 la pasaba, de ese modo el segundo aprendiz tenía que mantenerse como aprendiz y esperar a que su nuevo líder eligiera la prueba.

En toda la historia de los Yuyan, historia que se rumora, se remonta a los tiempos del sabio avatar Zeto (es decir casi al origen de la nación del fuego misma) solamente se ha sabido de 3 Yuyan que tuvieron dos aprendices al mismo tiempo y de esos 3, solamente 1 había "pasado" a sus dos aprendices al mismo tiempo. Cuando finalmente llegué al patio principal del cuartel y miré hacía la torre, la pude ver en el balcón. Llevaba el cabello suelto y su cara estaba pintada con la marca de Keizan. Sin duda una ofensa si lo hubiera hecho en cualquier día, pero en cuanto mis ojos se clavaron en los suyos. Aye-Li gritó:

—Retó a mi superior y maestro, Longshot, en un combate con espadas, para reclamar mi lugar como un Yuyan.

Todo el clan me miró contrariado, algunos impresionados, otros molestos. En toda la historia de los Yuyan, solamente 5 aprendices habían retado a sus superiores, con Aye-Li serían 6, lo malo, es que de esos 6, se sospechaba que 4 fueron retos pagados, es decir que la familia del aprendiz ofreció dinero a los Yuyan para comprar el pase de su hijo y los otros dos terminaron con la muerte del aprendiz.

Aye-Li, a pesar de tener que ocultarse y ser muy reservada por el tema de su secreto, era una persona querida y sobre todo respetada por los aprendices, incluso algunos arqueros de alto rango le tenían aprecio, pues Keizan a menudo hablaba de nosotros.

Yo debía de llevar 3 minutos enteros parado como idiota en medio del campo, sorprendido, no tanto por el reto de Aye-Li, de hecho su actitud de esa mañana explicaba su actitud de la noche. No, lo que me mantenía sorprendido, es que Aye-Li no parecía preocupada por que su cabello suelto acentuara sus rasgos faciales femeninos, o que su grito haya sido sin riesgo a equivocarse, el grito de una mujer. Algunos arqueros murmuraban entre ellos lo que yo estaba pensando.

Tras mirarla un poco más y saber por el brillo de sus ojos que eso era lo que verdaderamente quería, asentí ligeramente y todos estallaron en vítores. Porque al final eso era verdaderamente ser parte de la armada de la nación del fuego, ya fuera infantería, naval o los Yuyan, al final esa máscara de honor y rectitud es solo eso, una máscara, un disfraz que las tropas se ponen para seguir portando orgullosos el estigma de "el mejor ejército del mundo", pero cuando existe la posibilidad de ver a dos jóvenes masacrarse con espadas, todo ese honor, esas reglas, ese "código" no importan, al final solo importa la sangre.

El diario de LongshotWhere stories live. Discover now