⩩💨໑₊ꗃ ── Diaspora | "Es la gente
que amas la que está destinada a
ser temporal en tu vida."
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Cuando Eywa entrelaza los caminos de dos almas en apuros, es porque estas dos tienen un propósito más grande que ellas m...
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El sonido de la trompeta de alarma alertó a todos, claro.
Los adolescentes artikuyen aterrizaron en la orilla de la playa con la familia desconocida siguiéndoles el paso. Luna tomó su saco y el de su hermano mientras posaba su mirada en los metkayina que comenzaban a aglomerarse a su alrededor para ver a los recién llegados. Pudo notar que la gente de su clan estaban a la distancia, pero lo suficientemente cerca para ver a los viajeros. Incluso pudo ver a su abuelo y a sus dos hermanos menores, estos últimos corrieron a ella apenas la vieron.
─¿Qué está sucediendo, Lu? ─le preguntó Tirey, jalando de su codo con insistencia.
─No lo sé, tranquilo.
─¿Y ellos qué? ─Tanhì se quedó viendo a los nuevos de piel azul.
Luna'pey también los miró. Ellos eran físicamente tan distintos a ellos que las diferencias eran casi increíbles. Ahora que los veía de pie, podía decir que también eran más altos que ella y su pueblo completo, como los metkayina, pero un poco más esbeltos. Tal vez les sacaban una cabeza de altura, pero era algo impreciso, y tampoco era algo que a ella le gustara preguntar. Sus ojos amarillos eran distintivos puesto que era lo que más llamaba la atención en sus rostros.
En total, eran seis en la familia. La madre, el padre, y sus hijos.
Sus Ikran eran otra cosa... Luna los vio alzar vuelo lo más fascinada posible antes de posicionarse a un lado de Kitay, junto a Tanhì y Tirey.
En ese momento, el abuelo Keni se abrió paso entre la gente de su pueblo en la lejanía, y corrió hasta sus nietos.
─¿Están bien, están heridos? ─revisó a cada uno de ellos, pero se concentró más en los mayores puesto que eran ellos los que habían estado lejos de él desde el amanecer.
─Estamos bien ─le respondió Kitay con un tono acelerado. Miraba atentamente a los recién llegados─. ¿Quiénes serán? ¿Qué sucede?
─Oel ngati kameie ─murmuraba la familia con los ojos de los demás en ellos.
La mayoría no era consciente de lo que sucedía, solamente ahí estaba la intriga y la sorpresa de que en menos de dos días, dos visitas habían llegado al arrecife.
─Oel ngati kameie ─murmuraron varios del clan Artikuyen que se mezclaron entre los Metkayina.
Luna paseó sus ojos entre ellos encontrándose con la mirada de Marek. Él también había salido de caza pero había sido asignado en el grupo de pesca; así que, pensando que había tenido una mejor vista de la repentina llegada, alzó sus orejas con curiosidad. El muchacho la miró, siendo él quién preguntó en voz muda:
