D O C E

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012 . ( "Igual que una piedra preciosa" )

El atardecer en el mar era algo de lo que Luna jamás se iba a aburrir

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El atardecer en el mar era algo de lo que Luna jamás se iba a aburrir. Todos esos colores eran realmente hermosos.

Luna'pey miró de reojo a Kiri y Marek. Los tres habían salido a nadar un rato luego de que la Sully se hubo escapado un rato de casa, dejando a su hermanita Tuk en compañía de Lo'ak y Tsireya. Los mismos, según la na'vi, se estaban volviendo inseparables, razón por la que ella y sus hermanos se burlaban siempre de Lo'ak. Le parecía hermoso ver a su hermano enamorado y feliz por pasar tiempo con la metkayina, pero también le parecía gracioso el tonto que hacía a veces en su presencia.

Luego de un par de horas nadando y buscando caracolas que Kiri quería para hacerles collares a sus amigos y familia como regalo, los tres se habían quedado en tierra firme, simplemente charlando, comiendo un par de frutas, y ayudando en lo que podían a la joven del bosque.

─¿Y te caíste? ─le preguntó Kiri riéndose de Marek, él asintió con una sonrisa, recordando la vez que casi se mataba en su ceremonia Iknimaya.

─Más de cinco veces. Me partí una muñeca y me hice una cortada al rozar mi brazo por el filo de un glaciar.

Luna se rió al recordar ese día. No había estado presente en su Iknimaya porque estuvo indispuesta luego de la muerte de su ikran, Minaa, en una ventisca. Pero Kitay sí estuvo, y gracias a él, el clan completo no lo dejó pasar por casi dos semanas. Fue todo un hilarante escándalo.

─Gracias a Eywa que tiene una casi perfecta autoestima como para reírse de sí mismo. Si hubiera sido yo, yo misma le pido a gran madre que me lleve antes de pasar tal vergüenza ─se rió la peliblanca, Marek le tiró una caracola totalmente divertido por sus palabras.

Era cierto, él era el tipo de na'vi que no le importaba lo que dijeran. De hecho, él mismo era quien inventaba sus propios chistes, como diría Kitay, para luego contarlos a la tribu durante las noches de historias alrededor de la fogata. Luna no sabía si estaba bien o si era sano, pero de vez en cuándo deseaba poder tener aunque fuera un poco de su buen humor.

─Deberías reírte más de tí, de vez en cuando no estaría mal que te relajes ─Marek le tiró otra caracola. Luna la atrapó en el aire y se la devolvió.

Kiri solo los veía, incrédula. Se suponía que estaban ayudándola a hacer collares, no jugando a la papa caliente ─a veces lo jugaban con su padre, él mismo se los había enseñado al igual que otros juegos infantiles originarios de su casa natal.

─¿Cómo es el bosque, Ma'Kiri? ─le preguntó Luna, cambiando a propósito el rumbo de la conversación que tenía con Marek.

Además, tenía curiosidad. Solamente podía imaginar la belleza de los árboles y plantas florales. Y sus noches, tan brillantes como los espectáculos de luces en el cielo de su hogar.

DIASPORA (neteyam sully) BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora