V E I N T I D O S

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xxii . ( " La líder de los débiles " )

Los turnos de liderazgo habían empezado al día siguiente

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Los turnos de liderazgo habían empezado al día siguiente.

Primero, con una na'vi llamada Ruka. Lo había hecho muy bien, a crítica de Luna, pero muchos artikuyen decían a voces que todavía le faltaba madurar. La siguiente en hacerlo fue Nayzi, una na'vi de casi veinte años que no le importaba demasiado ser de las mejores, pues su objetivo era dedicarse al canto.

«Bien por ella», había pensado Luna cuando notó que sus seres queridos y la Tsahìk Kailany aceptaban cualquiera que fuera su destino.

Luna'pey había quedado de tercera en el proceso de selección, así que ella fue la siguiente.

Su labor empezó al alba, con una expedición de cacería en la selva.

Para su suerte, el grupo que le tocó no la agobió con demasiadas formalidades.

Cuando volvió, se encontró en un pequeño pero acalorado comité con la líder espiritual Kailany.

«Debes aprender las costumbres y protocolos ─le había dicho ella.

─Los sé desde que era una cría.

─Entonces, refuerza tus conocimientos. Para ello es esta práctica. Sé que lo harás bien. No estés nerviosa.

─No lo estoy ─estaba frustrada, de hecho. Ella necesitaba estar prevenida─: solo me gustaría saber cuánto tiempo tendremos que seguir aquí.

Entonces, la mujer peliblanca, le brindó una sonrisa cautelosa».

Su tiempo allí se agotaba. Eso era un hecho. Pero una enorme parte de ella no quería irse. Pensar en ello le causaba estrés, pensar en todo lo que había pasado desde que llegaron y toda la gente que había conocido. Kiri, Tsireya, Lo'ak o al tarado de Aonung. Y Neteyam... Sobre todo él.

Había vuelto a confíar en alguien que no estuviera en su círculo familiar. ¿Enserio quería irse y hacer como si nada hubo pasado?

Había ganado y recuperado amigos de la infancia.

Se había abierto más, y las simples cosas como el olor a sal en el aire, o el sonido de un mar intranquilo que la despertaba por las mañanas, le tocaban el alma.

Se sentía más cerca de sus padres de lo que estuvo en mucho tiempo.

El dolor de la pérdida seguía en su pecho, pero estaba sanando.

Allí, también, había visto a Gran Madre, aunque el recuerdo se estuviese disolviendo poco a poco en lo profundo de su mente, había entablado una conversación con Eywa.

Y le había dado algunas respuestas, aunque no todas.

Después, y antes de que pudiese caer de nuevo en el hueco depresivo de siempre, las primeras obligaciones como Olo'eykte llegaron.

DIASPORA (neteyam sully) BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora