¿Qué pasaría si Alex Morgan se enamora de otra mujer pero esta resulta ser menor que él y la enemiga de su hijo?
Esta es la historia de Francia Rizzo la menor de dos hermanos, comandante de la FEMF y enemiga legítima de Christopher Morgan.
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Damon Mascherano
¿Qué carajos estaba haciendo?
Me separo de ella que me mira sorprendida, el gris de sus ojos se oscurece por la falta de luz y cuando reacciona me empuja.
- Eres Damon Morgan - me reta - Deja de decir tantas estupideces que solo me estresas!
Siempre que decía algo de mi verdadero apellido se molestaba, no le gustaba que me reconozca como lo que soy un Mascherano.
- ¿Qué es esa mierda de me perteneces? - vuelve hablar - Soy tu hermana joder!
Yo tampoco lo sabía, solo sé que era la verdad.
Me alteraba que otros chicos la vieran, Atenea era mía desde que era una bebé, ella solo me quería a mí por encima de Christopher pero no se en que momento cambio todo eso.
- Atenea - trató de hablar.
- No quiero que te acerques a mí. - dice con la voz fría y el semblante neutro - Avísale a mamá que dormiré en casa de los Cash.
Ascian Cash dormiría con ella. - inmediatamente pensé.
- No irás.
- No eres mi padre, Damon.
- Te dije que me perteneces. - volví hablar pero esta vez mas serio - Lo vas a aceptar quieras o no.
- ¿Si no qué?
El tono atrevido con lo que lo dice no hace más que encenderme para tomarla del cuello y acercarla a mí, su rostro queda a escasos centímetros.
- Suéltame. - habla.
- Cállate.
Cuando quiere volver a hablar es cuando estampo mis labios con los suyos, se resiste hasta que se rinde y empieza a seguir el ritmo.
Era un maldito placer, Atenea Morgan no era mi hermana, yo era un Mascherano y por más que ella diga lo contrario no se niega lo que está en las venas.
No teníamos un lazo sanguíneo por más que quisiera imaginarlo, era el adoptado de esa familia y por más amor que me hayan dado.
Alguien debía seguir el legado.
Intente quererla como mi hermana durante años pero fue imposible, cuando creció los sentimientos cambiaron o quizás nunca quise aceptar que en verdad estaba obsesionado con ella.
Verla besar los labios del idiota de Aiden, tener que romper la mayoría de las caras masculinas por atreverse a tocarla no eran más que un desahogo por la furia de no poder ser ellos.
Había negado los sentimientos durante años y ahora que lo probaba era inevitable querer desprenderme de ella.
