Esto va por ti mi amor

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Narra Luna

A la mañana siguiente me despierto con un gran dolor por todo el cuerpo, Pedri sube la persiana. No soy capaz de reincorporarme en la cama, me duele todo el cuerpo y las heridas me escuecen.

- Te está sangrando - dice Pedri, bajo mi vista hasta mi muslo donde está la gran herida. - Voy a llamar a mi madre - habla alterado, los puntos se han debido de mover y no para de sangrar.

La madre de Pedri entra en la habitación con un neceser, con algodón limpia la herida.

- Igual hay que ir al hospital- dice Pedri. Me niego al momento. 

- No por favor - cierro los ojos con fuerza, me niego a salir de casa hoy. Rosi me limpia la herida y me hace las curas, yo miro hacia otro lado para no ver los golpes. 

- No creo que haga falta, te debiste de rascar por la noche sin querer. - me da un beso en la frente. La sangre para, por suerte no he manchado la cama, pero sí el pantalón. 

- Me duele todo el cuerpo - murmuro. Pedri me ayuda a incorporarme, me pongo de pie sola y voy al baño evitando mi reflejo en el espejo, hago mis necesidades, me lavo la cara con las manos temblorosas por miedo a verme. 

Salgo de la habitación, están Rosi y Pedri haciendo la cama mientras hablan, en cuanto Rosi me ve me sonríe en grande, se acerca a mi y me da un abrazo por el costado.

- Venga mi niña, a desayunar.- Ella y Pedri dejan la habitación dándome intimidad, me cambio el pantalón y lo echo en el cubo a lavar. En cuanto Pedri me ve al principio de las escaleras viene a ayudarme a bajar por ellas, me dolían las piernas.

- Gracias- murmuro, me deja un beso en el lateral de la cabeza. 

Me siento en el taburete con ayuda de Rosi, veo las pastillas que me tengo que tomar encima de la mesa al lado de las tostadas con fruta y el batido de vitaminas, comienzo a sentir nauseas pero lucho contra esos pensamientos, agarro la tostada y le doy un mordisco.

Siento una mano en mi pierna y me asusto, Pedri la aparta al momento al ver mi reacción,  me llevo la mano al  pecho en un intento de que bajen los latidos.

- Perdón- me dice, noto dolor en su mirada, le intento sonreír pero me sale una mueca. Sigo comiendo en silencio y luego me tomo las pastillas.

Mi ansiedad gana, noto como me sudan las manos y un malestar de estómago enorme, Pedri me ve preocupado. No hace falta decirle nada cuando corre a por el cubo de la basura y me lo pone en la cara, vomito el desayuno y las pastillas. Rosi me agarra el pelo, todo era caos.

Una vez que mi cuerpo no echa más, bajo sola de la silla, necesitaba estar sola y no hizo falta que lo dijera en alto, fui al baño y me lavé los dientes, luego me metí en cama, las lágrimas no tardaron en salir. 

No quería pasar por esto, no de nuevo. 

[...]

Siento que me zarandean suavemente, por el tacto y el olor cercano se que es Pedri, me froto los ojos y veo su rostro cerca del mío. Sonrío y automáticamente le dejo un beso en los labios formando una sonrisa enorme en su rostro. 

- Está la policía abajo, quieren que verifiques el video, también está la psicóloga-  mi expresión cambia y él lo nota, pero aun así saque valor y baje con su ayuda las escaleras hasta la sala de estar donde estaban ellos hablando con los demás. Todas las miradas se posaron en mi, agarre con fuerza la mano de Pedri. 

- Tienes que verificar que eres tú en un video.- me dice Fernando, me pego a Pedri en busca de refugio, el pasa sus brazos por mis hombros  abrazándome por detrás, el  policía me dice que puedo pararlo y verlo las veces que quiera, cosa que le agradezco.

Lugar seguro | Pedri GonzálezWhere stories live. Discover now