Tu y yo, nosotros

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Llegamos con las maletas a la isla, no me lo podía creer, llevaba una sonrisa de oreja a oreja.
Rosi a mi lado también sonreía, al momento de aterrizar le mandé a Pedri una foto del mar.

Había decidido volver a Tenerife una temporada, Pedri se iba con la selección a Italia para una concentración y Barcelona no era el mejor lugar para quedarme.

Había sido una buena decisión, si me hubiese ido con Pedri a Italia él iba a estar pendiente a mi en vez de concentrado y yo encerrada en una habitación de hotel.

Me sentía con fuerzas, muchas y el cuerpo lo sabía. La ansiedad la había controlado, al principio las noches al verme sola sin Pedri al lado fueron duras y me costaba bastante dormir, ahora aunque tenga una que otra pesadilla he conseguido volver a descansar.

Los días pasaron, ayudaba en la tasca de camarera y había ido a la clínica donde trabajaba antes un par de veces. Parecía que nunca me hubiese ido.

Llevaba ya 10 días en la isla, comía y dormía, lo único que me faltaba era mi canario de ojos marrones, pero hoy iba a buscarlo al aeropuerto.

Dejo mi coche aparcado en la entrada y salgo con la emoción por todo el cuerpo, puedo ver su sonrisa desde donde estoy, en cuanto las puertas automáticas se abren salto a abrazarlo.

Lo había echado tanto de menos.

- Mi niña - dice elevándome del suelo, me agarra la cara con fuerza y me da un beso en la boca.

Mi cuerpo al momento se sintió en casa de verdad.

- Por fin estás en casa - me bajo de su cintura, me echa un vistazo de arriba a bajo.

- Joder mi niña no recordaba lo preciosa que eras morena - sonrío al momento como tonta. Y es que entre el surf y el tomar el sol me había puesto negra.

Abro el maletero y el mete las bolsas, Fer y Bea decidieron quedarse en Barcelona estos cinco días que le habían dado libre a Pedri.

Estaban viviendo un romance bastante intenso, como lo eran ellos, se amaban mucho.

Conduzco hasta la casa de los Gonzalez, Pedri me va hablando de los siguientes partidos que tiene con el Barça.

- Tu madre te ha hecho croquetas y yo le he ayudado - le digo subiendo y bajando las cejas.

- ¿Has tocado la carne? - dice para vacilarme, ruedo los ojos.

- Eres bobo.

- ¿Como están todos?

- Tu abuela está como una moto, ayer fui a pasear con ella y con tu madre y no paraba quieta - le digo emocionada, Pedri me ve asombrado.

- ¿Ya no le duele la rodilla? - niego con la cabeza.

- Está deseando verte.

Una vez en casa sorprenden a Pedri con una fiesta sorpresa. Habían organizado un día de piscina y barbacoa para él.

- Antes de entrar - le digo intentando disimular el nerviosismo en mi voz.- Me tienes que ayudar con una cosa en el jardín- me mira asombrado pero parece que le hace gracia la situación.

- Sorpréndeme rubia.

- Tu sabes que la fuerza no es lo mío, se me cayó la canasta ayer y no se volverla a poner, no quiero que la vea Fer así que me mata - hago una mueca de horror.

¿Que se te cayó la canasta Luna? No podrías inventarte algo mejor.

- ¿Y tú que hacías jugando al baloncesto? - me encojo de hombros.

Lugar seguro | Pedri GonzálezWhere stories live. Discover now