G.M [FINALIZADO]

Capítulo 17

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Fue un beso con sabor a óxido.

Tan pronto como los labios de Qi Yan presionaron los suyos, Xia Xun le mordió severamente. Usó mucha fuerza, pero Qi Yan siguió besándole, como si no fuera consciente del dolor.

Xia Xun torció la cabeza, pero detrás de él estaba la mesa y no había dónde esconderse.

El cálido aliento de Qi Yan se entrelazaba con el suyo. Sujetó con tanta fuerza que los brazos de Xia Xun debían de estar magullados.

Pero el beso de Qi Yan era tan suave como solía ser en el pasado y la fragancia de su cuerpo seguía siendo familiar para Xia Xun.

El olor especial de esta costosa especia permaneció en su memoria durante muchos años. Siempre que Xia Xun recordaba a Qi Yan, lo primero que recordaba era este olor.

Aparecía en cada sueño feliz o doloroso de Xia Xun, y estos sueños estaban todos relacionados con Qi Yan.

Aunque Xia Xun se negaba a admitirlo, sabía en su corazón que después de haber conocido a Qi Yan, todas sus penas y alegrías estaban relacionadas con él.

Xia Xun odiaba la realidad que tenía que reconocer, y también se odiaba a sí mismo que estaba tan profundamente inmerso en ella.

Este hombre nunca le había gustado, ni una semana, ni siquiera un día.

Luchó desesperadamente, empujó todas las cosas que había sobre la mesa, oyéndolas caer al suelo una tras otra con un ruido estremecedor.

No había movimiento fuera de la casa, ni siquiera el sonido de pasos.

Después del beso, Qi Yan retrocedió ligeramente, y Xia Xun jadeó violentamente, mirándole furiosamente.

Sin aliento, sin importarle su imagen, maldijo desesperadamente:

"¡Suéltame! ¡Puedes hacer lo que quieras con quien quieras! ¡No vengas a por mí! ¡¡¡Suéltame!!! "

Qi Yan no pareció escuchar; levantando la mano, quitó la horquilla de la cabeza de Xia Xun.

Preguntó: " ¿He Cong te dio esta horquilla? ¿También te peinó?".

Sus ojos estaban locos, ardiendo como el fuego de la pradera de los celos.

Cuando pensó que a Xia Xun le gustaba otra persona, su corazón se sintió tan agrio que se podría haber exprimido jugo de él, y su lengua se empapó de amargura.

Apenas oía lo que Xia Xun decía.

Lo único que quería era que Xia Xun lo viera sólo a él, que lo mirara sólo a él, sin que nadie más estuviera allí.

El pelo de Xia Xun estaba completamente suelto, esparciéndose sobre la mesa.

Qi Yan le besó de nuevo.

Aturdido, Xia Xun tanteó al azar sobre la mesa y, presa del pánico, agarró algo.

-Un cono de té.

Antes de que Xia Xun utilizara la poción para drogar a Zhi Gui, le pidió que le preparara té. Zhi Gui cogió el juego de té y lo puso sobre la mesa, incluido el cono de té utilizado para cortar el té.

Tras la desaparición de Xia Xun, la mansión estaba desordenada y nadie vino a recoger el juego de té, por lo que seguía allí colocado.

La mayoría de las cosas de la mesa fueron empujadas al suelo por Xia Xun, pero aún quedaba este cono de té.