G.M [FINALIZADO]

Capítulo 55

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Temprano en la mañana, dos cuartos en maoshi (5-7 am).

En poco tiempo, Xia Xun regresaría a la Mansión Xia. Desayunaba alegremente con la mano vendada, sin saber lo que ocurriría a continuación.

Qi Yan observó su inocente conducta, y su pecho de repente palpitó con un dolor sordo.

Aunque estaba claramente preparado para todo, listo para el momento en que la daga golpeara, el pánico surgió de repente en su corazón.

Incluso viendo a Xia Xun tropezar un poco, Qi Yan se sentiría terriblemente angustiado y querría atraparlo. Pero ahora tenía que enviarlo personalmente a la cárcel, enviarlo al impredecible camino del exilio.

Qi Yan no se atrevía a pensar cómo le miraría Xia Xun después de que la verdad fuera revelada y lo que experimentaría durante las largas tres mil millas de exilio.

Su miedo se hacía cada vez más fuerte, su respiración se volvía caótica.

No dejaba de consolarse pensando que su plan estaba libre de lagunas. Mientras aguantara estos pocos meses, sería capaz de rescatar a Xia Xun sano y salvo. En ese momento, le explicaría todo a Xia Xun y sin importar el costo, rogaría por el perdón de Xia Xun.

Entonces los dos podrían vivir en paz, sin más acontecimientos pasados interponiéndose entre ellos.

Qi Yan dio un suspiro de alivio, palmeó la silla y le pidió a Xia Xun que se sentara a su lado.

"Tienes el pelo desordenado, ven aquí y deja que te lo peine".

Xia Xun se sentó obedientemente; Qi Yan recogió el peine y le peinó con cuidado.

Mientras Xia Xun no prestaba atención, se cortó tranquilamente un mechón de pelo y lo escondió en la manga.

Pensó en el dicho de que el alma de un hombre estaba en su pelo. Si guardaba este mechón de pelo, Xia Xun seguramente se encontraría con él de nuevo sin importar a dónde fuera en el futuro.

"De acuerdo." Le dijo suavemente a Xia Xun: "Está todo hecho."

Xia Xun retorció su pelo peinado en un moño y entró en la puerta de la Mansión Xia.

Dos horas más tarde, cuando volvió a salir de ella, su familia estaba arruinada. Fue encadenado y llevado a un carruaje de prisión, mientras Qi Yan montaba a caballo y desaparecía rápidamente tras la esquina de la calle.

Qi Yan no podía detenerse; si se detenía, no sería capaz de contener sus impulsos.

Si no hubiera sido por los años de odio que forjaron su fuerza de voluntad, habría corrido al lado de Xia Xun, se lo habría llevado delante de todos y se habría ido con él al fin del mundo.

Apretó las riendas con tanta fuerza que la dura piel de vaca le dejó marcas sangrientas en las palmas de las manos.

Le dolía el corazón como atravesado por un cuchillo, pero no miró atrás.

Xia Xun fue a la prisión del Tribunal de Revisión Judicial y junto con Xia Wen esperó a que el emperador anunciara su sentencia.

Estos diez días fueron los más difíciles de la vida de Qi Yan. Apenas podía comer o dormir, estaba inquieto, ni siquiera podía beber agua. Perdió mucho peso en pocos días.

Qi Hui no podía verlo más, así que dijo:

"Mi señor, ya que está tan preocupado, ¿por qué no visita al Joven Maestro Xia? Si no das la cara, el Joven Maestro Xia pensará sin duda que sólo le estabas utilizando de principio a fin y que no te preocupabas por él en absoluto. Incluso si sale sano y salvo en el futuro, estará resentido contigo. ¿Cómo será posible para él llevarse bien contigo sin guardarte rencor?"