Fue un sueño nada más —dije para auto convencerme—. Fue un sueño nada más —repetí—. Rugía como máquina de vapor, mientras cruzaba imparable mis defensas. Fue un sueño nada más —repetí nuevamente en voz baja—. Porque de no serlo, ya estaría descarrilado, disperso, bajo el peso inaguantable de las emociones. ¡No..! no pudo ser real, fue un sueño nada más —repetí agachando la mirada mientras pensaba—. ¿Podría ser que los temblores de la irrealidad, atravesaran la realidad para atormentarme por siempre? no, ¿o sí?«Fue un sueño nada más» —pensé ahora en calma—. Me levanté, cepillé mis dientes y fui a la cocina por un café. El silbido de la greca resultaba eterno, y me hacía introducir más en aquello, dudando nuevamente si había sido real o solo un sueño, entonces, estando consciente de mis sentidos, volví a escuchar el tronar de los vapores, y miré, observando perplejo, que provenían de la misma máquina que había visto antes, pero esta vez, estaba reducida, era el mismo aparato, pero carecía del volumen del que ahora sé, era un sueño. Entonces estaba seguro, que era un sueño nada más.
