Conforme los nueve se adentraron en el bosque, sus pasos se hacían más sigilosos, para así tratar de sorprender a los lobos una vez los encontraran, lo que no era difícil, pues había rastros de sangre y ramas rotas, así como una línea intermitente, hecha por la espiga de atizar a los caballos, que de seguro pertenecía a las botas de Cristina, la esposa del señor Almonte, quien tenía problemas en una pierna y por ello se movía casi siempre a caballo.
![](https://img.wattpad.com/cover/332021491-288-k300133.jpg)