Capítulo 4

28 6 0
                                    

Nada sale como quiero

El techo de su recámara se veía extraño, no sabía qué era, pero lucía diferente. Tal vez era porque no lo había visto desde hace meses. Aunque en realidad nada había cambiado en ese cuarto, todo seguía igual. Sus discos y posters seguían colgados en la misma pared de siempre; sus peluches no se habían movido de la posición en que los había dejado; sus libros estaban intactos. Todo seguía igual, la que había cambiado era ella. Al menos se sentía diferente.

Podía escuchar a su madrina hablando con su madre en el piso de abajo, llevaban así por la menos 2 horas. Su madrina Amelia trabajaba en el Ministerio Británico de Magia desde hace varios años ya, era la Jefa del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica. Se había hecho un espacio en su apretada agenda para ir hasta Francia a tratar de abogar por Sophie, pero había sido en vano, «al menos contra Madame Maxime, aún queda mamá» pensó Sophie.

Hace apenas un rato que había salido de Beauxbatons, su madre había tenido que ir hasta allá al igual que, para sorpresa de Sophie, su madrina. Ambas fueron a perder el tiempo honestamente, Madame Maxime estaba inamovible con su decisión de expulsarla definitivamente. Ella se encargó de explicarle a ambas mujeres con una lista muy detallada, según le explicó su madrina más tarde, el porqué de esa decisión. Las dos tuvieron una reacción muy diferente ante la noticia.

Su madre por una parte parecía irradiar felicidad cuando le dijeron que Sophie no podía volver a la Academia. Su madrina era todo lo contrario. No solo estaba triste, sino decepcionada de Sophie. Ella tenía esperanzas de que la niña se convirtiera en una gran bruja algún día pero ahora con esta noticia no sabía qué creer.

—¿Puedo pasar? —era Amelia quién preguntaba desde el otro lado de la puerta.

—Sí —dijo Sophie, mientras se sentaba en su cama.

Su madrina observó por un rato la recámara de la niña antes de dirigirse a ella bastante seria pero con algo de pesar en su rostro.

—Tu madre quiere que dejes tus estudios mágicos pero eso parece que ya lo hablaron, ¿o me equivoco?

Sophie no respondió al instante, no se equivocaba su madrina. Hace rato había tenido una conversación con su madre que con solo recordarla se le revolvía el estómago.

—Sabes, a mí también me expulsaron más de una vez de la escuela. La primera vez apenas tenía ocho años —había dicho su madre riéndose—. Tal vez debería estar molesta, pero la verdad me alegra. Puede que de una vez por todas entiendas que ese no es tu mundo, sino este. Ya sé que mover la varita para que las cosas se resuelvan debe de ser muy emocionante pero tener una vida normal no es tan malo Sophie.

»Además, aquí me tienes a mí. Ahora puedes ir a una secundaria normal con niños normales a hacer cosas normales. Vas a ver que en un par de meses se te olvida todo eso de la magia.

—¿Y si no quiero ser "normal"? —había respondido Sophie con algo de molestia en la voz— Mi mundo es ese mamá, no este. No puedes solo pedirme que renuncie a lo que soy.

Charlotte había seguido insistiendo un rato más con el tema. No quería que Sophie siguiera por ese camino. Después de un rato, bastante dolida le había dicho a su hija:

—Tú solo quieres dejarme.

—Tal vez —había murmurado Sophie tan bajito que apenas ella se logró escuchar.

Lidiar con su madre no era tarea fácil y Sophie lo sabía muy bien pero esperaba que su madrina lo hubiera conseguido.

—Ella realmente quiere que te quedes —insistió Amelia y suspirando preguntó: —¿Tú qué quieres Sophie?

Cuidado Con Los Sueños // Theo NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora