Capitulo 4

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Con las risotadas de Hyunjin aún sonando en su cabeza, Chris hizo una mueca mientras dejaba el coche en la entrada de la casa.

Lo que a su hermano le había hecho tanta gracia, seguramente había sacado de quicio a Seungmin. Pero él sabía que aquello no iba a funcionar.

Haberse prestado a dejar que Hyunjin se hiciera pasar por él sólo era una muestra de su desesperación.Y la verdad, se alegraba de que no hubiera funcionado. Al menos, sabía que Seungminaún podía distinguirlos.

El era la única persona que podía hacerlo.Seungmin era diferente. Tan diferente que si no lograba convencerlo para que se fuerade Busan, era hombre muerto. No podría ganar la apuesta.

En cualquier otro momento, la visita de Seungmin habría sido un problema, pero ahora... ahora era un peligro. Él nunca había deseado a un hombre como lo había deseado a el. Y seguía deseándolo. Llevaban cinco años separados, pero con sólo saber que estaba en el pueblo se le aceleraba el pulso.

Vivir y dormir en la misma casa hacía que no pudiera pegar ojo. Sí, aquello era un problema.

Suspirando por la inminente confrontación, Chris bajó del coche. Se había puesto el sol , y las primeras estrellas empezaban a asomaren el cielo; el aroma del jazmín llenándolo todo.

La puerta de la casa estaba abierta, la luz del vestíbulo iluminando el porche como si fuera una señal de bienvenida. Aunque Chris estaba seguro de que Seungmin no lo había hecho a propósito. Pero le daba igual lo que el pensara del cambiazo. Tenía que hacer algo, ¿no? Además, no tenía por qué darle explicaciones, no le debía nada. Era su ex, nada más. Entonces, ¿por qué se sentía tan culpable?¿Y por qué le daba miedo enfrentarse con el? Él era un marine. Entrenado para el combate. Y eso era necesario cuando uno tenía que tratar con Bang Seungmin.

Christopher subió los escalones del porche de dos en dos y asomó la cabeza en elvestíbulo. De alguna parte llegaban unas nota de jazz. Las perras debían estar en el jardín o se habrían puesto a ladrar como posesas. Después de aclararse la garganta, llamó a la puerta. Nada. No hubo respuesta.Volvió a llamar, más fuerte esta vez.

—¿Christopher?

—Sí, soy yo.

—Entra.

Bueno, por el momento, la cosa iba bien, pensó. Lo encontró en la cocina, con una copa de vino en la mano. Estaba enfadado. Y precioso. El brillo de sus ojos siempre lo había atraído. Y eso era un problema.

—Siéntate.

—No, gracias —dijo él, sin dejar de mirar sus largas y bronceadas piernas.

No, nopensaba sentarse. Porque no iba a quedarse mucho tiempo. No podía estar tan cercade un hombre que podía atormentarlo de esa forma, de modo que lo mejor sería decirlo que tenía que decir y marcharse lo antes posible.

—Mira, siento haber...

—...¿enviado a Hyunjin para librarte de mí? —terminó Seungmin la frase por él.

Chris se encogió de hombros.—Sí.

—¿Eso es todo lo que vas a decir? —preguntó Seungmin, cruzándose de piernas. Llevaba las uñas de los pies pintadas de rosa y... un anillo en uno de los dedos. Oh, cielos.

Chris se pasó una mano por la barbilla.—¿Qué quieres que diga?

Tenía que intentarlo. Lo que tenía que hacer era salir de aquella casa. Ya.

Seungmin se levantó y dejó la copa de vino sobre la mesa. No llevaba nada bajo el top y Chris notó cómo se le marcaban los pezones bajo la fina tela.

La tentación vuelve a casa. [Chanmin]Where stories live. Discover now