Capitulo 9

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Más tarde aquella mañana, Chris hizo honor a su alias en la base: «Vaquero». Todos los pilotos tenían un alias. Algunos de sus mejores amigos se llamaban Bozo, Frío, Goliath... A Chris lo llamaban «Vaquero» porque era muy agresivo cuando estaba en la cabina de un F-18. Nada le gustaba más que hacer giros y molinetes en el aire. En general, se olvidabade todo excepto de lo que estaba haciendo. Pero aquel día, Seungmin estaba volando con él. Estaba en su corazón, en su sangre, en su cerebro, y sacarlo de allí iba a ser más difícil que cualquier otra cosa que hubiera hecho nunca.

-Me ha engañado -murmuró, incapaz de creer que su ex esposo le hubiera tendido una trampa para quedar embarazado.

-¿Qué dices? -la voz llegaba del asiento de atrás: su oficial de radar, Sam«Hollywood» Holden.

-Nada.

-Muy bien, capitán -rió Hollywood- si tú lo dices... Bueno, pues si has dejado de intentar que eche el desayuno, ¿por qué no volvemos a casa?

Chris sonrió.-¿Qué pasa, Hollywood? ¿Anoche no dormiste bien?

-Oye, que no todos hemos hecho esa estúpida apuesta.

Chris sacudió la cabeza. Era imposible mantener un secreto en una base militar. Almenos, ese tipo de secreto. Asuntos de espionaje, planes de batalla sí. Pero un problema personal, sobre todo si era humillante, imposible.

No debería haber aceptado la apuesta. Si le hubiera dicho a Jiyong que no quería saber nada, no habría estado en condiciones tan precarias cuando Seungmin llegó a Busan. Y no habría pasado una larga noche explorando su cuerpo. Aunque no podía lamentar eso, incluso considerando cómo había terminado. Pero no pensaba dejar que se rieran de él a sus espaldas.

-Sólo por eso -dijo, con una risita malévola, maniobrando para poner el jet enpicado-. Creo que vamos a volver a casa en esta posición.

-Oh, no...

-He metido la pata, ¿verdad? -Seungmin miró a Muffin y Peaches, tiradas sobre su cama-. Aunque no lo lamento. Para eso vine aquí, ¿no?

Peaches bostezó.Seungmin empezó a pasear por la habitación como hacía cuando era un adolescente y se enfrentaba a los serios problemas con los que uno se enfrenta en la adolescencia. Cosas como: ¿debía alisarse el pelo? ¿El chico que le gustaba le pediría ir a la fiesta de graduación? Bueno, las cosas habían cambiado y los problemas eran más serios. Pero la solución era la misma: pasear hablando solo.

-No le obligué, ¿no? -dijo en voz alta, mirando a Muffin porque la traidora de Peaches estaba roncando-. Él también quería hacerlo.

Muffin ladró como respuesta, o para pedirle que se callara y la dejase dormir.

-Entonces, ¿por qué me siento tan culpable?

Pero sabía la respuesta, aunque no quería pensar en ello: usar a Chris había sido un error.

-Muy bien, soy una bruja. Que me pongan contra una pared y me fusilen. Pero esque yo quería...

¿Qué, un hijo? Sí, pero eso no era todo. No, lo que quería era volver con Chris. No había querido admitirlo hasta aquel momento, pero era inevitable. No era sólo un hijo lo que quería. Era el amor de Christopher Bang. Y eso era lo único que Chris no estaba dispuesto a darle.

Seungmin levantó el teléfono y marcó un número.

-¿Sí?

-Jisung, soy yo -suspiró, sentándose en la cama-. Menos mal que estás en casa.

_¿Qué tal va todo?

-Fatal.

-¿Por qué? ¿No has podido...?

La tentación vuelve a casa. [Chanmin]Where stories live. Discover now