02

5.2K 245 27
                                    

Viernes 11 de noviembre, 2022

Me desperté gracias al ruido de mi alarma, busque mi celular por los alrededores de mi cuerpo y no estaba, me levanté a buscarlo y lo encontré en mi bolso, me volví hasta el sillón y le hablé a Cande.

—Candela, son las doce, no tenías que presentar algo?—Pregunté mientras me sentaba.

—Ay si, pero es a la una, no jodas—Me dijo poniéndose un almohadón en la cara, tapándose de la lúz.

Los viernes yo tenía día libre, así que podía estar acostada todo el día, me encanta.

Tenía que hablar con Paulo porque me había dicho que tenia que ir hasta Buenos Aires para viajar hasta Qatar con los familiares de la selección, una paja total.

Candela se levantó del sillón con todos sus rizos posados sobre su cara—Esta noche salimos?—Me preguntó con una sonrisa mientras arrugaba el ceño por la luz que entraba en sus ojos.

—Obviamente, ¿Cuáles son esas preguntas, Candela?—Le dije.

Ella se rió y se fue al baño, mientras yo me quedé viendo mi celular.

Entre a Instagram porque estaba un poco inactiva ahí y subí una foto a historias que me había sacado hace algunos días con una marca de la cual había tenido una sesión y por ende me había dado prendas.

Candela salió del baño y fue a la cocina a agarrar algo para comer, no encontró nada entonces me empezó a joder para que le haga algo de comer, la cocina no era lo suyo, siempre que cocinaba quemaba la comida o algunas veces casi el departamento.

Luego de un rato de que me insista cociné unos ravioles y almorzamos mientras hablábamos de boludeces, definitivamente Cande era la mejor compañía de todas, nunca te aburrirías con ella a tu lado, podrías estar horas hablando, discutiendo, bailando y haciendo cosas que se le ocurren, es una de las personas más importantes en mi vida.

~

Estábamos en mi habitación, Candela ya había presentado su trabajo y estábamos a punto de dormir la siesta cuando siento mi celular vibrar, lo busque por los alrededores de mi cuerpo y lo encendí, era Paulo.

Paulo bro 🤍

- Hola Emilucha
- Te venía a decir que ya te saque pasaje para que te vengas a bsas 🤪
14:15

Holaa Pauu
Gracias capoo
14:16

-No es nada flaqui
- Tenés dos días para preparar tus cosas
14:16

Bueno dale Pau
Gracias, de posta te digo
14:17

—¿Con quién hablas?—Me dijo Cande con una ceja levantada y yo me reí ante su expresión.

—Con Paulo—hablé mientras cerraba el chat y apagaba el celular— Dice que en dos días tenemos que ir a Buenos Aires—.

—¿Y ahora te viene a avisar? ¿Está loco?—Me dijo y se sentó de golpe en la cama.

—Y la verdad que si, le falla un toque, pero seguro es porque quiere que esté presente en su cumple—Hablé mientras repetía el acto de mi amiga.

—Ay es verdad, me había olvidado, boluda— dijo pasándose su mano por su cabello rizado—¿Era el quince, no?—Preguntó la morocha.

—Sí—Le dije mientras me volvía a acostar en la cama, ella imitó mi acto y luego de hablar por un rato largo nos quedamos dormidas.

Con Cande nos podíamos levantar a la hora que sea pero siempre íbamos a dormir la siesta, era fundamental, aunque sea una horita de siesta teníamos que dormir.

Luego de varias horas me desperté, mire mi celular y eran las seis de la tarde, levanté a Cande para irnos a caminar por las calles de Laguna Larga, cómo todas las tardes de los viernes.

Supuestamente nosotras si caminábamos antes de salir de joda íbamos a quemar las grasas que comíamos en el after de las jodas a las que íbamos, porque casi siempre terminabamos en algún mcdonald's que nos encontrábamos por ahí.

Luego de dos horas llegamos a nuestro departamento, yo me bañé, maquillé y vestí para ir a un boliche que quedaba un tanto cerca de casa,
Cande había invitado a unos amigos que tenía, supuestamente para hacer un "2pa2"

Bajamos a esperar a los chicos y mientras le pedí a mi amiga que me sacará algunas fotos para subir a Instagram.

Estuvimos esperando media hora hasta que por fin llegaron los amigos de Cande, nos subimos a su auto y fuimos hasta el boliche escuchando música.

Los chicos se llamaban Marcos y Thiago, Cande me había contado sobre Marcos, ellos habían sido novios hace unos años y algunas veces se juntaban para recordar viejos tiempos. Y a Thiago no lo conocía, pero le veía cara conocida, sabía que lo conocía de algún lado pero no recordaba de dónde.

La mayoría de veces que salíamos con mi amiga íbamos solas, pero está vez fue diferente.

Llegamos al lugar y cuando entramos el humo y el olor a alcohol se adentró en nuestro microorganismo. Pasamos un rato bailando y divirtiéndonos, Thiago era un chico muy chistoso y atractivo.

Estábamos los cuatro bailando en una mini ronda, ya había pasado un rato desde que habíamos llegado y a mí se me había terminado mi trago.

—¿Me acompañas?—Le dije a Thiago en el oído mientras le mostraba mi vaso vacío

—Como no—Me dijo el morocho con una sonrisa.

Fuimos hasta la barra y el barman se acercó hasta donde estábamos.

—Hola,¿Me podés dar un Fernet 70/30?— Le pregunté amablemente al chico ojiverde que nos atendía

—Obvio, ¿Algo más?—Preguntó el mismo y miré a Thiago.

—¿Vos vas a querer algo?—Le pregunté está vez al morocho.

Thiago negó con la cabeza—Tengo que manejar—Me dijo con cara triste.

—Entonces nada más—Le dije al barman.

Volvimos con Thiago a dónde estabamos anteriormente y cuando llegamos Cande y Marcos no estaban, pero con Thiago no le dimos importancia porque era obvio lo que se habían ido a hacer.

Estuve toda la noche bailando con Thiago, uno que otro chamuyo tiraba, pero no sé animaba a más

—¿Me pasas tu Instagram?—Me preguntó el morocho de la nada, casi gritando por a la música.

—Si, obvio—Le dije un poco desconcertada y el me dió su celular con Instagram abierto, busqué mi Instagram y se lo devolví.— Después me hablas, eh—Le dije mientras lo apuntaba con mi dedo índice.

La verdad que Thiago era un chico bastante tímido, parecía que no había tocado una mujer en su vida, sin embargo el no era mi tipo.

Pasé la noche con el morocho, a veces le convidaba de mis tragos ya que me parecía absurdo que haya salido a una joda y no pueda tomar, el aceptaba gustoso, era obvio que le costaba resistirse a tomar.

Enchanted | Enzo Fernández Where stories live. Discover now