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Viernes 25 de noviembre, 2022

02:35 AM

Estábamos entrando al boliche en el que habíamos quedado de ir, Thiago estaba a mi derecha hablando con un patova para que nos deje ingresar, hacía más de diez minutos que estaba diciéndole las razones las cuales teníamos y podíamos entrar al boliche, cómo el hombre se resistía llamaron al gerente del lugar, haciéndonos esperar diez minutos más hasta que llegara y hablara con Thiago. Hablaron bastante hasta que por fin este nos hizo pasar amablemente y con mucho respeto, no sé que le habrá dicho  pero nos dejó pasar gratis al vip.

Al respecto con el, le dí una 'oportunidad' así que decidimos aprovecharla en salir a divertirnos, unas horas antes estuvimos en su habitación del hotel haciendo la previa. Era una persona bastante intensa, superaba los límites, pero se la dejé pasar porque pensé que probablemente así era el y su personalidad y estaba en todo su derecho ser así, no tiene nada de malo.

La verdad es que me parecía un chico físicamente hermoso, pero había algo en el que no me cerraba, a parte de su personalidad. Sin embargo no le dí importancia, está noche la quería pasar bien, ponerme en pedo y disfrutar.

Al parecer Thiago quería lo mismo, porque desde el principio me siguió el capricho.

Cuando entré al boliche la música inundó mis tímpanos, forzando a qué estos se acostumbren al sonido que los parlantes emitían.

Un rato después de haber entrado pedimos algunas bebidas, todavía más alcohol, ya habíamos tomado una botella de Fernet y media de un Ron que tenía en su habitación, por la mezcla sabía que mañana iba a amanecer con la resaca del mundo.

—Y por eso nunca más le hice sexo oral a alguna mina— Ya ni sabíamos lo que hablábamos, estábamos sentados en unas banquetas de la barra conversando sobre la vez que comió picante y fue a visitar a una amiguita suya.

—Igual vos también sos medio boludo, para la próxima vez que te inviten a ver una película lávate un toque el hocico— trato de aconsejarlo.

—Sí, son cosas que pasan, la chica no me quiso ver nunca mas. Hablemos de otra cosa más interesante— dice —Ví toda esa polémica que hubo con Enzo ¿Están en algo?— pregunta serio, justamente eso era de lo que menos quería hablar, había salido a olvidarme de lo mal que me había puesto esa foto como para que venga él a preguntarme por eso.

—¿Vos creerías que yo estaría acá si estuviera en algo con Enzo?— le retruco, era la pregunta más obvia que había hecho en toda la noche.

—Yo no sé si a vos te pinta lo gata y querés andar con los dos, igual te digo que si lo haces no tengo problema, yo si fui al jardín.

—Na, solo tengo ojos para uno— le dije mirándolo con una sonrisa, la verdad es que me estaba aburriendo y quería subir un poco la calentura entre nosotros.

—Mhm, ¿Y para cuál?— me pregunta acercándose lentamente hacía mis labios y mirándolos de vez en cuando.

—Para el más lindo— fué lo último que le dije porque juntó nuestras bocas dándome un beso lleno de ganas, claramente no me refería a él, pero le seguí el beso igualmente.

Me toma por el cuello con una mano intensificando el beso mientras que la otra se pasa por mi muslo apretándolo suavemente, me sobresalto un poco cuando una de sus manos sube apenas metiéndose dentro de la falda que llevaba, no le importaba nada, seguramente había más de dos personas mirándonos ya que el lugar estaba plagados de gente.

Apoyo mi mano sobre la de él separándome del beso, su cara se notó un tanto confundida.

—Acá no— hablé mientras me paraba de la lujosa banqueta del sector vip, extiendo mi mano para que la enlace con la suya y el entiende mis intenciones al instante cambiando su cara de confusión por una lujuriosa.

No sabía a qué lugar iba específicamente, mis pies caminaban torpemente por el lugar gracias a la mezcla de bebidas que había hecho, estaba sumida pensando en la oportunidad que tenía de poder coger con alguien, aunque no era con quién deseaba, siendo sincera quería arreglar las cosas con Enzo y dejarlo que me haga lo que el quisiera, mi enojo de aquella noche por como me había tratado se había esfumado y se había transformado en una especie de fantasía sexual. Me calentaba muchísimo recordarlo enojado.

Llegamos a una puerta que tenía un pequeño cartel que decía "solo para personal de servicio" miré a Thiago de reojo dudando en entrar y él asintió con su cabeza así que me introduje al pequeño cuarto oscuro tomada de la mano del morocho.

Una vez dentro el pequeño gabinete me acorraló hacia una pared comenzando a besarme de una manera mucho más intensa como la anterior.

Nuestras lenguas rozaban de vez en cuando y nuestras respiraciones  se volvian cada vez más agitadas.

Nos separamos del beso para recuperar un poco de aire y el siguió un recorrido de besos desde mi mandíbula llegando hasta mi cuello. Desabrochando un botón de la prenda negra que llevaba para así poder tener un mejor alcance a mi cuello.

Leves suspiros salían de mi boca gracias a los movimientos que ejercía el morocho sobre mi cuello.

Sus manos recorrían todo mi cuerpo, mientras que las mías se posaban en su cuello. Sube lentamente su recorrido de besos llegando nuevamente hasta mi boca dándome un beso lento.

—Me encantas— murmura sobre mi boca mientras continúa besando mis labios. Sonrio cómo respuesta al cumplido que había mencionado y decido finalizar el tacto de nuestras bocas para ahora ser yo quien bese su cuello.

Pasé mi lengua por todo su cuello dándole un recorrido de besos calientes, a la vez que con mi mano tanteo su bulto comprobando que estaba durísimo.

Voy bajando el recorrido de besos pasando por su pecho hasta llegar a su pubis, levanto mi mirada para encontrarme con la suya, llena de lascivia dándome a entender que quería más.

Baja su pantalón con mi ayuda para encontrarme con su erección debajo de su ropa interior, de un momento a otro su piel estaba descubierta para mí.

Comienzo a acariciar su erección con delicadeza comenzando el recorrido desde arriba hasta abajo repetidas veces, Thiago suelta un leve suspiro tirando su cabeza hacia atrás.

Lo introduzco en mi boca mientras sigo masajeando con mis manos ya que no llego hasta el final, el morocho no paraba de jadear mientras que con sus manos empujaba levemente mi cabeza guiando mis movimientos.

Aumento la velocidad de mis movimientos logrando que me den arcadas por tratar de meterlo hasta el fondo de mi boca, me ayude con mis manos masturbando la parte en la que no lograba alcanzar con mi boca, los gruñidos de Thiago inundaban la pequeña habitación en la que estábamos.
Seguí complaciendolo durante unos minutos logrando que se venga en mi boca.

Me reincorporo haciendo que nuestras bocas se vuelvan a juntar y su sabor a esperma se entre mezcle con nuestras salibas, lo tomo levemente del cabello haciendo que pegue su cuerpo al mío para así poder tener mejor comodidad.

—Me tengo que ir se me hace tarde— dice separando el beso— Ya sabemos cuál de los dos hace mejores orales— fue lo último que dijo, dejándome sola en el pequeño cuarto.


Enchanted | Enzo Fernández Where stories live. Discover now