Cap. 4 (Mia)

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Un sonoro golpe hace eco en la oficina de Marcus, todos nos miramos entre sí sin entender nada, la puerta de la oficina se abre dejando ver a un Nathaniel bastante cabreado.

- ¿Nathaniel que haces tú por aquí? - le dice Marcus con recochineo

- Si te falta personal Marcus lo contratas, no le robas a tus accionistas personal para beneficio propio. -

- ¿Yo? ¿Robarte? ¿A ti?, mira Nate ella ha venido junto a tu hermano que no es un capullo para ver si podía quedarse con el puesto, no es mi culpa que espantes a tus secretarias con tu humor de mierda. -

- Humor de mierda... esta secretaría tiene firmado un contrato con mi empresa por lo tanto no se puede ir a ninguna otra - dice mirando a Marcus fijamente

Marcus me mira y se rinde.

- Preciosidad me encantaría tenerte en mi equipo, creo que tienes todos los conocimientos que busco pero si has firmado contrato con él no puedo hacer nada más. - dice Marcus mirándome directamente

- Yo es que no sé si es que te has vuelto bipolar o que - dice Izan bastante cabreado mirando a Nate.

- Bueno he reflexionado y la quiero conmigo y fin de la historia - dice Nate saliendo de la oficina.

Izan y yo lo seguimos por detrás camino al ascensor.

- Me parece increíble lo tuyo Nate, primero no la quieres, luego si la quieres, vengo a ver a mi amigo para mirar si le puede hacer hueco y ahora vienes tú aquí a montar la De Dios porque has reflexionado y la quieres en la empresa. - Dice Izan mirándolo en el ascensor.

La respuesta de Nate cruzarse de brazos y hacer gesticulaciones como que le da igual, subimos al coche de Izan y me coloco en la parte de atrás.

Ahora resulta que mi jefe es mi ex, mi primer y único novio formal al cual ahora tengo que obedecer y soportar todos los putos días.

Supongo que creerá que no tengo ni puto idea de nada y que me manejara a su antojo pero está muy equivocado porque como él ha dicho antes, tenemos un contrato firmado.

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Izan aparca el Mercedes negro en el parking y salimos los tres a la vez, Nate entra en el acensor junto a nosotros y esperamos en silencio a que se vuelvan a abrir las puertas.

Miro a Nate de refilón, no he tenido tiempo de apreciar el cambio que ha pegado en estos años, está un poco más alto, mas fuerte, se le nota que va al gimnasio y sigue con el pelo igual de negro y los mismos ojos , eso no ha cambiado, ahora tiene una ligera capa de barba de las de no habérsela  afeitado en unos dos o tres dias.

El ascensor se abre y el camino con seguridad hacia su oficina mientras que su hermano Izan hace lo mismo.

Me siento en mi nueva oficina, y me quedo mirando al ordenador.

Esto va a ser duro, muy duro...

Enamorada de un MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora